martes, 11 de septiembre de 2012

El cuartel, 1



La casa donde pasé mi infancia en Campillo estaba muy próxima al Cuartel de la Guardia Civil, no el que figura en la foto de cabecera, sino al anterior que ya no existe. El actual, que también frecuenté en ocasiones, se inauguró poco antes de marcharme del pueblo. Esa proximidad facilitaba mis relaciones de amistad con los niños de los guardias, amistad a veces truncada prontamente debido a los traslados de los padres. Con mis amigos entraba con frecuencia en las dependencias y en sus viviendas, sobre todo cuando sus familias eran amigas de la mía. Hubo algún caso que recuerdo con nostalgia.

Todavía yo muy niño observaba que el hijo mayor del comandante de puesto, ya un adolescente, llevaba a veces balas de fusil en los bolsillos y pedía prestado un martillo en la fragua de mi padre. No éramos amigos por la diferencia de edad, pero me permitía seguirle hasta las afueras del pueblo, donde iba poniendo las balas una a una sobre una piedra plana y de alguna forma las inmovilizaba, después martillaba en la parte trasera encima del fulminante y se producía el disparo. El proyectil salía zumbando. No eramos conscientes del peligro de tal acción, pero lo cierto es que nunca ocurrió percance alguno. En realidad lo que le interesaba eran los casquillos de cobre, muy cotizados como chatarra.

Tiempo después intimé con el hijo de un guardia recién llegado al pueblo, donde permaneció durante varios años. Esa amistad fue muy estrecha, hasta el punto que era uno más de nuestra pandilla. Un dia le conté a él solo lo de las balas y que nos podiamos repartir lo que nos pagaran por los casquillos.

Parece ser que la munición era de sobrantes, de material en desuso o tal vez procedente aún de la Guerra Civil, el caso es que localizó el lugar donde estaba y comenzó a sacar balas escondidas en los bolsillos. No nos atreviamos a actuar según yo había visto sino que con unas tenazas extraíamos el proyectil del casquillo y luego sí, ya sin peligro, con un martillo hacíamos estrumpir el fulminante, una explosión sin peligro y poco sonora (a menudo decíamos estrumpir por explotar). Con la pólvora hacíamos un reguero en el suelo y le prendíamos fuego, provocando unos minúsculos fuegos artificiales.

Un dia me vino diciendo que habia visto una bala, mu gordaaa, mu gordaaa. Yo, aleccionado por mi hermano mayor que vivió la Guerra Civil y me contaba todo lo que había conocido de material bélico, supuse que se trataría de una bala de cañón. Un botín considerable de chatarra y pólvora para prenderla y divertirnos. Pues nada, que sacó la supuesta bala escondida bajo la camisa, porque no le cabía en el bolsillo. Cuando la vi supe que se trataba de: ¡Una bomba de mano!, una granada y no de las conocidas por su forma como de piña, pues era cilíndrica y metálica.

Cuando expliqué a mi amigo de qué se trataba, se puso a llorar. Ya no se atrevía a entrar de nuevo con aquella arma escondida, pues si era sorprendido seguro que recibiría un severísimo castigo y yo también recibiría mi parte. Teníamos un problema que no podíamos contar a nadie, había de ser resuelto por nosotros mismos. Decidimos cavar un hoyo en el suelo de unas casas derruidas que había a las afueras y que nadie frecuentaba y enterrar allí el artefacto. Lo hicimos de forma tan disimulada que nada se notó y así pasamos aquel dia de angustia, pero se acabó en adelante el negocio balístico.

15 comentarios:

  1. ya ya y si luego se cavó ahí para edificar, pues nada... nada... la culpa a San nani.

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    1. Sí, sí. Ya conociamos el PGOU del pueblo y allí no iban a construir. ¡Si el arroyo estaba a un paso1

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  2. Hola soy tu sobrino de Aranjuez, me habló mi hermana de esta página que tienes y me he decidido a verla aunque no tengo mucho tiempo para el ordenador. Sólamente he leído lo del 'Cuartel de la Guardia Civil'. Seguiré atento e intentaré leer todo lo que escribas, pues me ha gustado mucho este blog. Espero que esta visita te sirva de algo. Si quieres contactar conmigo te dejo mi correo electrónico: fjcarrasco.yako@hotmail.com
    Besos y abrazos para todos. :)

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  3. .
    ¡Hombreeeee... el primo Javi de Aranjuez también por aquí! Es un gusto saludarlo al igual que a Julio.

    Lo de la bala "mu gooorda, mu goooorda" me ha recordado a aquel personaje que hacía Tony Leblanc llamado Cristobalito Gazmoño. Lo curioso con este tipo de aventuras, es que la gente, a pesar de todo, sobrevivía.

    :-)

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  4. Siempre hubo en mi clase alguna hija de guardia civil. A mi me encataba ir al cuartel y ver como vivian. Siempre me parecieron unos privilegiados, sobre todo cuando llegaba el verano y ponian el cine en el Frontón, toda la Guardia Civil y sus familiares entraban gratis.
    Sin duda tío es una fortuna que hayas sobrevivido a tantas peripecias. Me parece que en el Oeste hubieses sido de la pandilla de Billy el niño.
    Una vez tu hijo Javi me contó algunas de sus aventurillas, y sin duda de casta le viene al galgo.
    Besos de tu sobri

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  5. Bueno tio, ya tienes a media familia pendiente de tus publicaciones. Te seguimos con deleite. Esperemos mas incorporaciones. Eres el patriarca y nosotros, como diria, Toni Sopranono: la familia. Recuerdos a mis primo/as y hermana.
    Salud.

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    1. Encantado de que os guste. Ya hay en "cartera" otros episodios.
      Lo siento pero ignoro quien ese Toni Sopranono.
      Pues eso: SALUD

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  6. Eres el jefe del clan, hay veces que te imagino como un viejo gitano con el sombrero y la garrota. Anda que no tienes que estar contento!

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    1. Pues no se, siempre he sido del partido del "sin sombrerismo" y de momento no uso ni bastón.
      Muchas gracias por leerme.

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    2. Manolo, eres el precursor del robo de cobre.. Te aclaro lo de Toni Soprano: Es un mafioso, protagonista de Los Sopranos, serie de TV.

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    3. Ah, ya está aclarado. es que ponía "sopranono" y me sonaba a ese dulce típico de Granada, o sea: El Pionono.
      Besos.

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