Esa montuosa comarca española
enclavada en el noroeste de la provincia de Cáceres, lindante con la provincia
de Salamanca y fronteriza con Portugal, aunque sin paso alguno de importancia,
dio lugar en un pasado no muy lejano al interés de personas de renombre, como
el Dr. Pulido o Miguel de Unamuno, por visitarla y denunciar su atraso y
abandono, debido a su aislamiento y falta de recursos económicos. Sus
divulgaciones motivaron también el viaje del Dr. Marañón, quién impulsó la
visita en comitiva del rey Alfonso XIII en junio de 1922.
Como anécdota, contaré el
episodio que se dio en la zona de la acampada de la comitiva real en las
proximidades de Nuñomoral, según recoge el folleto de la crónica de aquella
expedición real:
-Al tomar el café por la
noche, el Ministro de la Gobernación, D. Vicente Piniés dijo preferirlo con
unas gotas de leche, de la que no disponían. Pero el camarero salió por los
pizarrales regresando con un poco de ella que añadió al café del Ministro. Éste
le preguntó cordialmente como la había conseguido mientras saboreaba despacio
su taza de café. Respuesta: "Digo señor ministro que lo puede tomar con
confianza, que la leche es de mi mujer y por cierto, muy buena." Por
lo visto fue jocosa la reacción del rey y demás presentes, pero el señor Piniés
estuvo a punto de sufrir un trauma psíquico. Como primera medida de asepsia se
afeitó su gran bigote, famoso en aquella época.
Ya en 1932, Luis Buñuel filmó
en Las Hurdes el documental Tierra sin Pan, generando una fuerte
controversia, por considerar las autoridades del momento que la película
exageraba y distorsionaba la realidad.
Con esta breve reseña no
pretendo, en absoluto, recrear de nuevo las penurias del pasado, sino, por el
contrario, resaltar las positivas condiciones de vida del presente de esa
comarca extremeña, al menos según nuestras vivencias veraniegas: ya todos los
municipios y alquerías están comunicados por carreteras asfaltadas, aunque la
orografía y escasa demografía obliga en grades tramos a un trazado empinado,
estrecho y sinuoso. La mayoría de las edificaciones son de nueva planta, los
montes antes cubiertos de matorral, son extensos bosques de pinos y abunda el
olivar. Ese bello paisaje y las numerosas piscinas naturales acondicionadas en
los varios ríos que discurren por el entorno, aunque de escaso caudal en
verano, ha supuesto la construcción de hoteles y casas rurales en los
principales pueblos, que atraen un significativo número de personas que, como nosotros,
buscábamos unos días para disfrutar del apacible turismo de interior.
-PINOFRANQUEADO.- En ese pueblo "jurdano" establecimos
nuestro "campamento base", durante cuatro noches, desde la tarde del
día 10 de julio hasta la mañana del 14.
Nos alojamos en un hotel
confortable y con terrazas rodeadas de zonas ajardinadas, muy próximo a la piscina natural de río de Los Ángeles
y del chiringuito situado en su orilla, propiedad también del dueño del hotel.
Un lugar apacible, especialmente por las noches para pasar una velada en amena
tertulia.
Como de costumbre, durante el
día recorríamos la comarca y las zonas limítrofes, aunque solo destacaré lo que
nos pareció más atractivo.
-Meandro Melero del
río Alagón.- Desde el Mirador de
la Antigua, cercano al pueblo de Las Mestas, estuvimos contemplando ese meandro
con forma de herradura cerrada, que encierra una pequeña península en su
interior. El panorama es de gran belleza.
-Sierra de Gata.- Para no extenderme en demasía, dejo el relato de
esta visita para la próxima entrada, ya que al año siguiente volvimos por esas
tierras.
-Coria.- Este pueblo cacereño es sede de obispado, cuenta
con notables monumentos, entre ellos su iglesia parroquial y el torreón de una fortaleza.
-Portugal.- Al otro lado de la frontera también hicimos un
interesante recorrido, visitando algunos de sus pueblos, destacando Penamacor y
Monsanto.
-Marvao.- En realidad, ese otro pintoresco pueblo
portugués, construido en la cumbre de un monte rocoso y que dispone de una
importante fortaleza, lo visitamos de camino a nuestro siguiente destino:
Como nuestros distintos
recorridos en ocasiones diferentes, nos permitieron conocer la frontera
luso-española; fluvial por el Duero en la parte norte (Zamora y Salamanca),
igual en el sur por el Guadiana en la provincia de Huelva y terrestre entre
ambos (la llamada Raya), nos sorprendió las muchos castillos y fortalezas o
fortines construidos a cada lado, quizás más numerosos en Portugal,
consecuencia del secular enfrentamiento entre estas dos naciones vecinas y
hermanas. Afortunadamente, todo quedó en el pasado, cuando las disputas por las
colonias y las rutas marítimas
-Brozas.- En ese otro municipio cacereño nos alojamos la
última noche del viaje, la del 14 de julio. Llegamos a un hotel muy bien
acondicionado, construido transformando un antiguo monasterio, que le daba un
aire de recogimiento. Su situación está algo distante de la ciudad, por lo que durante
las noches, para nuestro reposo nocturno, esperábamos tranquilidad y silencio, en
todo caso, solo roto por el canto de los grillos o el croar de las ranas y,
mira por donde, coincidimos con la celebración de una boda y nos vimos inmersos
en un mundo de bullicio y fanfarria hasta altas horas de la madrugada.
-Alcántara.- Por la tarde nos llegamos a ese pueblo cercano
que posee un rico patrimonio arquitectónico, destacando el edificio que fue
sede de la antigua Orden Militar de Alcántara. Pero, sin lugar a duda, la joya
es el soberbio puente romano construido sobre el río Tajo en tiempos del
emperador Trajano, con arco de triunfo en el centro. Sobre su calzada, aún
transitan numerosos vehículos regularmente. Un templete próximo sirvió de tumba
a su arquitecto, cuya inscripción nomina a Cayo Julio Lacer.
Una vez conocido el pueblo de
hospedaje y sus alrededores, el día 15 de julio emprendimos el camino de retorno,
siguiendo la ruta por Portugal, pero esta vez solo para llegar a la ciudad
fronteriza de Elvas, famosa por su turismo mercantil y gastronómico,
mayoritariamente español, ya que dista no más de 4 kilómetros de Badajoz, por
donde entramos nuevamente en España. Terminamos de anochecida en Sevilla, dando
por finalizado otro más de nuestros viajes, de los que tanto aprendimos y
disfrutamos.