miércoles, 23 de octubre de 2024

 

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER. MONASTERIO DE VERUELA Y ENTORNO.

(Con esta segunda entrada, continuación de la del pasado día 12, concluyo el relato sobre el viaje por rutas de Antonio Machado y Gustavo Adolfo Bécquer)

28 de septiembre de 2024. Sábado.- Tras recorrer en coche y contemplar los bellos paisajes costeros de Colliure, tomamos rumbo a San Martín de la Virgen de Moncayo, distante unos 570 kilómetros, ya en la provincia de Zaragoza.

Almorzamos en ruta, en la provincia de Gerona. A primeras horas de la noche avanzamos por una comarca solitaria. Atravesamos algún minúsculo pueblo sin nadie en la calle. Solo nos sorprendió uno muy alumbrado a cercana distancia.

Eso sí, carreteras bien pavimentadas y bien pintados y señalizados los bordes, pero muy estrechas. Por fortuna no encontramos tráfico de frente. ¿Qué hubiera pasado de cruzarnos con un camión o autobús?

Llegamos a nuestro destino. Municipio de solo unos 300 habitantes. Hotel La Corrala. Cenamos en un restaurante cercano. Como cerraban pronto, retornamos al bar y a la recepción del hotel. Tomamos unas cervezas y mantuvimos una amena tertulia antes de retirarnos a nuestras habitaciones. Nos sorprendió gratamente el interior. El hotel semejaba eso, una corrala, pero con elegantes balconadas. Las habitaciones eran propias de un aparthotel, pues estaban equipadas hasta con cocina.

29 de septiembre de 2024. Domingo.- Si la previa ruta nocturna nos resultó deprimente por la oscura soledad, como contraste, el amanecer nos alegró por estar acompañados de gente amable, por contemplar un paisaje pintoresco y como fondo, el majestuoso Moncayo, la montaña más elevada del Sistema Ibérico (foto de cabecera), que pronto estará cubierta de nieve.

Nuestra meta ya estuvo casi alcanzada. Nos encontrábamos en la comarca conocida como Somontano del Moncayo, donde se encuentra el Monasterio de Veruela, que fue abadía cisterciense, (Real Monasterio de Santa María de Veruela), retiro de Gustavo Adolfo Bécquer (en adelante G.A.B.) en varias ocasiones; principalmente, entre diciembre de 1863 y octubre de 1864, por motivos de salud, y con algunos desplazamientos a otros destinos, como al balneario de Fitero en Navarra, la playa de Algorta, cercana a Bilbao, o un viaje a Madrid.

Entonces, lo acompañaba su mujer, Casta Esteban; su primer hijo, Gregorio Gustavo Adolfo, de corta edad y su hermano, el pintor Valeriano Bécquer, ya separado de su esposa y también con sus dos niños pequeños: Alfredo y Julia.

Como es sabido, fue en aquel retiro donde G.A.B. escribió en 1864 “Desde mi celda”, conocidas como “Cartas desde mi celda”. En realidad, un compendio de nueve artículos de prensa que publicó el periódico “El Contemporáneo” de Madrid, del que era redactor. También recorrió y escribió acerca de los paisajes y pueblos del entorno.

Personalmente, la lectura de estos artículos me gusta tanto o más que sus Leyendas. Incluso uno de sus biógrafos, Rafael Montesinos, dice de la Carta III, que es un prodigio de la literatura.

Por su parte, Valeriano, como pintor y dibujante que era, se dedicó a dibujar con su habitual estilo costumbrista apuntes tanto del monasterio como de los alrededores o de su hermano como modelo. Dibujos que aún se conservan y que ilustraron algún periódico o revista madrileña.

Iniciamos el recorrido por Trasmoz, que resultó ser el pueblo que nos sorprendió con tanto relumbrón la noche pasada; pueblo que mantiene una notoria huella de Gustavo Adolfo. No en vano recreó allí sus narraciones III y desde la VI a la VIII. Estas últimas, referidas a las leyendas sobre brujas que celebraban aquelarres en su castillo. Muy en concreto, en una de las la últimas, “La tía Casca”, donde cuenta que un pastor le relató cómo la gente del pueblo la persiguió hasta despeñarla por un barranco, pero que su alma siguió vagando por allí y creando maleficios. En una calle pudimos ver la silueta metálica de la tía Casca.

En la ladera del castillo, se erigía una estatua en bronce de G.A.B. en la que el poeta mira hacia el cementerio, obra de Luigi Aráez. La estatua robada en 2014, troceada y vendida a un chatarrero. Fueron recuperados los trozos, pero aún está pendiente de estudio su restauración, debido a su alto coste.

Precisamente, en uno de sus paseos a Trasmoz, sentado en un pedrusco dentro de su sencillo cementerio, inspiró al poeta su Carta III, donde reflexiona sobre la vida y la muerte y sobre la evolución de su pensamiento acerca del destino final de su cuerpo desde su adolescencia en Sevilla. Tomé varias fotos, pero como nada tiene que ver el cementerio actual con el retratado en la narrativa becqueriana, la foto que precede es del cartel levantado junto al muro de entrada con parte del texto de la carta citada.

Seguimos hasta el monasterio, que está muy cerca de allí. La entrada con visita libre cuesta un módico precio. Hicimos un amplio recorrido. El templo es impresionante (foto que precede) así como todo su conjunto, no en vano, G.A.B. lo llamó “El Escorial de Aragón”. Afortunadamente, se mantiene en buen estado, y eso que fue exclaustrado cuando la Guerra de la Independencia; después, por disposición del nefasto Fernando VII en 1820 y, finalmente, en 1835 por la Desamortización de Mendizábal, épocas en las que fue vandalizado. Ya en los años 50 del siglo XX, se fundó una hospedería que, al menos, contribuyó a su mantenimiento.

En el exterior del conjunto, pasada la carretera, se erige la conocida como “Cruz negra de Veruela”. Allí, como cuenta Bécquer en la Carta II, cada atardecer acudía con un libro, se sentaba en los escalones de la base y esperaba, a veces, hasta cuatro horas al conductor de la correspondencia (así dice él), quien llegaba a caballo, con su cartera de cuero terciada al hombro y le entregaba periódicos de Madrid, entre ellos, cómo no, “El Contemporáneo” (me resultó muy emotivo que me tomaran la foto que precede, pensando que, quizás, en el mismo lugar estuvo sentado el poeta). Tras conversar con el caballista y retornar a su celda, Bécquer comenta textualmente en la misma carta:

            Siempre que atravieso este recinto, cuando la noche se aproxima y comienza a influir en la imaginación con su alto silencio y sus alucinaciones extrañas, voy pisando quedo y poco a poco las sendas abiertas entre los zarzales y las hierbas parásitas, como temeroso de que el ruido de mis pasos despierte en sus fosas y levante la cabeza alguno de los monjes que duermen allí el sueño de la eternidad. Por último, entro en el claustro, donde ya reina una oscuridad profunda. La llama del fósforo que enciendo para atravesarlo vacila, agitada por el aire, y los círculos de luz que despide luchan trabajosamente con las tinieblas…

Cuánta belleza y misterio encierra ese párrafo. El claustro es una maravilla, como muestra la imagen que precede, aunque tomada con mi nula pericia en el arte de la fotografía.

A la salida preguntamos en recepción si se podían visitar las celdas donde se hospedaron los hermanos Bécquer y familia. Nos respondieron que no existen ni es posible ver el lugar. Allí lleva tiempo detenido el proyecto de construir un Parador de Turismo. Confiemos en que no rompan la armonía del conjunto arquitectónico.

Acabada la visita, nos llegamos hasta Vera de Moncayo, en cuyo término se levanta el monasterio y que G.A.B. menciona en varias ocasiones, pero tuve el imperdonable olvido de no visitar otro de los pueblecitos del entorno: Añón de Moncayo, pues gran parte de la Carta V, la dedica a describirlo, cantar las virtudes y retratar a las mujeres añoneras, trabajadoras incansables en los montes donde recogían leña que luego vendían en el mercado de Tarazona, cabecera de la comarca.

Estas mujeres pasaban antes de salir el sol por delante del monasterio, con sus borriquillos cargados, sacándole a veces del sueño con sus canciones alegres y sus risas. Vestían una indumentaria peculiar. Eran felices con solo los seis o siete reales conseguidos, que les daban escasamente para pasar el día. Comenta Bécquer que conversó con ellas en ocasiones en el mercado de Tarazona.

Sí pasamos por Tarazona, camino ya de Talamanca de Jarama. Nos quedaban que recorrer alrededor de 380 kilómetros. Almorzamos en ruta en las cercanías de Soria y llegamos al anochecer.

Así terminamos el viaje propuesto, con un recorrido total de unos 1600 kilómetros en dos días; pero viaje afortunado y memorable que siempre quedará en nuestro recuerdo.

30 de septiembre de 2024. Lunes.- Por la mañana, recorrimos los alrededores de Talamanca y visitamos el cercano pueblo de Torrelaguna, localidad donde residí poco más de dos años cuando era adolescente. A mediodía comimos en Uceda, pueblo de la provincia Guadalajara. La tarde la dedicamos al reposo y a preparar el equipaje para la vuelta.

1 de octubre de 2024. Martes.- Antes de la partida, nos despedimos de Balú, el perro de mi sobrino, de raza Beagle, noble y fiel. Siempre nos recibía con ladridos cariñosos, correteando por dentro del jardín y terreno de la casa, acariciando y esperando ser acariciado. Gracioso y hábil, cascaba las nueces del nogal caídas en el suelo, expulsando las cáscaras y comiendo el interior. Entiendo que, un animal tan querido y cuidado, bien merece con esta imagen, el cierre del reportaje fotográfico.

Finalmente, mi sobrino nos llevó hasta la estación de Atocha. La salida del AVE para Sevilla fue a las 11:53 y llegamos a las 14:45 horas.

Allí nos recogió otro sobrino con su coche y nos llevó a su casa donde almorzamos con su familia. Como colofón a la excursión literaria, no se puede pedir más. Tanto a la ida como a la vuelta, fuimos atendidos de “puerta a puerta”. Vaya desde aquí nuestra gratitud.

El objetivo fue cumplido y los días empleados en su consecución nos quedarán como recuerdo imborrable.

15 comentarios:

  1. Un auténtico disfrute de viaje, aunque sea desde la distancia.
    Eres como el cronista del Reino😁. Una increíble descripción, bien es verdad que acorde a tu costumbre. Muy bonita la fotografía de la Cruz negra de Veruela y el claustro se ve precioso.
    Pués en espera del próximo viaje.
    Besos
    Sharon.

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    1. Pues en verdad, sentarme en los escalones de la "Cruz negra" me resultó emotivo, sabiendo que allí se sentaba G.A. Bécquer en los atardeceres, esperando que le llevaran los periódicos de Madrid. Creo además, que más o menos en el mismo lugar, porque me puse mirando para la entrada del monasterio y la carretera que pasa justo por delante.

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    2. En cuanto al próximo viaje, confiemos que dentro de un año estemos para esos "trotes". Besos.

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  2. Pues nada, quedamos a la espera de la siguiente excursión tanatoturistica y, o literata.
    Salud.

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    1. Esperemos estar para esos "trotes" dentro de un año. Salud.

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    2. .
      Lo que me gustaría saber es si El Conductor tiene pensado para la próxima mortuexcursión cambiar su vehículo por un coche fúnebre de cuatro asientos. Pienso que sería lo adecuado.

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    3. Pues, mire usted. He hablado con El Conductor y no piensa cambiar de vehículo. Está muy contento con suyo, que hasta aparca solito.

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  3. .
    Pues muchas gracias por tan completo reportaje, Sr. Carrasco. ¿Hay alguna otra tumba proyectada para conocer y que no esté a mucha distancia? Le sugiero la de Camarón de la Isla o, en su defecto, aunque algo más lejos, la de Leonor Cubillas Martínez, una señora cualquiera enterrada desde 1877 en el cementerio municipal de Alcañices. No es famosa, pero cumple con las reglas de visita establecidas por el tanatoturismo.

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    1. Pues muchas gracias, señor Anónimo, por la sugerencia, que dejo en reserva por si se avecina ocasión propicia, pero, de momento, tengo en en mente alguna excursión más cerquita. Quizás visitar un cementerio inglés del que me han hablado, que se sitúa en San Jerónimo, o llegarme, provisto de unas maracas al de San Fernando, aquí mismo, en Sevilla y entonarle un bolero a mi admirado Antonio Machín.

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  4. Muchísimas gracias señor Carrasco por este magnífico blog al que ya he seguido en otras ocasiones por recomendación de su sobrino y conductor de esta última aventura
    Nos transporta a los sitios de sus visitas con esa humilde descripción que nos hace partícipes y posiblemente en mi opinión motivados a emprender este último viaje a Colliure.
    Gracias

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    1. Pues muchas, Tomás, por tu atención y palabras. Te conozco por magníficas referencia de mi sobrino. Si mal no recuerdo, me dijo que la tumba de Machado y su madre ya la conoces. De ser así, te recomiendo un recorrido becqueriano por el monasterio de Veruela y entorno. Un abrazo.

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  5. Parece ser que por algún lugar del espacio estará el mensaje que te envié esta mañana. Quizá como iba en el coche, se escapó por la ventana.
    Te contaba que me recordabas a Camilo Jose Cela y sus crónicas alcarreñas.
    Es una maravilla viajar.. eso si, hablando poco, mirando mucho y con buena música. El viaje es en muchos momentos más perfecto que cualquier meta.
    Si.. muy bien todo lo que has sentido en este viaje. A veces los muertos como que viven.
    Y sé de alguna que de levantar la cabeza se volvería a morir del susto. Mejor dejemos el tema 🤔😃.
    Sobre GAB no puedo evitar que me vengan siempre a la mente lo de los dibujos caricaturescos porno críticas..Me imagino que los hermanos Becker no eran nada aburridos.
    Que usted siga con Salud y contando tan requetebién crónicas viajeras.
    La sobrina de Alemania

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    1. Pues seguramente, la respuesta de esta mañana estará aún en la "nube" y quizás baje cuando menos los espere.
      Precisamente, en su día, en Círculo de Lectores me regaló y no recuerdo el motivo el "Viaje a la Alcarria". Lo he leído en varias ocasiones y la verdad que disfruto con su lectura. Me parece que el que viajo soy yo.
      Eso espero, seguir un tiempo con salud y continuar unos años más en este "valle de lágrimas". Por lo menos, he pedido prórroga, aunque ignoro si me harán caso.

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    2. En cuanto a los dibujos porno, como "Los Borbones en pelotas" que les atribuyen a ambos hermanos, parece ser que no fue así. Se basan en que firmaban con unas siglas, creo que eran SEM y aparecieron nuevos dibujos tras la muerte de los hermanos, por tanto no fueron ellos. Eso sí, GAB nada tenía de angelito. Sí hizo unos dibujos satíricos sobre O´Donnell y su mujer. Ella era viuda y un hijo lo desafió en duelo. Le pudo costar la vida.

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    3. Eso sí, como poeta del romanticismo y amante del misterio, para mi es el mejor.

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