lunes, 5 de noviembre de 2012

Aranjuez, 1



Como ya anticipaba en la entrada del pasado 5 de agosto, titulada "El arroyo", estuve una temporada en Aranjuez al amparo de mi hermano Quico y con unos familiares por parte materna. Esto ocurría entre finales del invierno y principios del verano de 1955, o sea, durante algo más de cuatro meses. No recuerdo con precisión las fechas.

Tan a su amparo estaba, que una tarde que se me rompió una sandalia me acerqué al taller donde trabajaba y lo localicé haciendo una reparación bajo un pequeño camión, le expliqué la situación y que yo no me iba de allí hasta que me comprara unas sandalias nuevas, porque los niños se reían de mí. Su lógica respuesta, aunque yo entonces no lo entendiera así fue: ¡Niñooo, me quieres dejar hasta que termine de trabajar y luego te las comproo!. Yo, empecinado en mi postura, no me avenía a razones y no paraba de insistir, pero al final no tuve más remedio que esperar al final de la jornada para que me las comprase. Esta sería una escena clásica del cine neorrealista italiano que tanto me gusta, pero que en aquella ocasión no era neorrealismo, sino , simplemente realismo. Pobre hermano mio, que tardecita le hice pasar.

Esos familiares a los que me refería al principio de la narración eran una tía de mi madre y sus siete hijos, tres varones y cuatro hembras, todos ya casados excepto las dos menores, así que en ausencia de mi hermano durante la jornada laboral, yo recorría sus casas donde me trataban con cariño, salíamos a veces a pasear e incluso acompañé en varias ocasiones a una de las solteras a la recogida de fresas en los campos propiedad también de otro familiar. Yo en realidad me lo tomaba como una jira campestre, correteaba por el entorno y no paraba de comer fresones recién cortados de la mata, más grandes y dulces para el paladar de un niño que las fresas, aunque éstas tenían un precio sensiblemente superior. (Actualmente solo se ven fresones en el mercado, aunque erróneamente los llamen fresas). Pero a pesar de las atenciones, de la frondosidad y belleza de los jardines por donde paseabamos y el caudal del río Tajo, mi mente infantil añoraba "mi arroyo", los campos de olivos, las extensas dehesas (decíamos jesas) extremeñas por donde correteaba, los frecuentes planeos de los buitres sobre el pueblo y más que nada, a mis amigos.

Para no perder el contacto con el pueblo mantenía correspondencia con un primo y amigo, metía las cartas en unos pequeños sobres azules muy baratos que había entonces y le pegaba un sello de Franco. Especifico de Franco porque no hacía mucho tiempo que el cartero me entregó una carta en la puerta de mi casa en Campillo, posiblemente de mi hermano y comprobé sorprendido que el personaje que venía en el sello no era Franco como siempre, sino otro, no recuerdo quién y entré gritando: ¡Mirad, hoy no viene Franco en el sello, viene el Gobierno!. Pensaba yo que el Gobierno al que se referían los mayores era una persona en concreto, pero ya en Aranjuez sabía que el Gobierno era los ministros y otros hombres que mandaban mucho, sí, pero que Franco mandaba más que todos ellos juntos.

¡Qué diera por conservar aquella correspondencia aunque ahora su lectura me hiciera brotar las lágrimas!, por aquello de que traer tiempos pasados a la memoria dan más pena que gloria. Pero aún quedan en mi mente dos noticias de las que intercambiabamos, a saber: Yo le comentaba a mi primo que en Aranjuez, los aparatos, como llamabamos en el pueblo a los aviones, pasaban tan bajos que se veían hasta los pilotos. En realidad los confundía con las avionetas que sobrevolaban ocasionalmente la ciudad. Mi primo me escribió una vez muy contento diciendome que le habían regalado como una pluma, a la que se achuchaba arriba y salía una punta con una bolita que escribía muy bien y ya no necesitaba el tintero. Describía los primeros bolígrafos que veíamos y, en realidad, esto no resultaba tan extraño habida cuenta que se trataba de un invento extrajero reciente, solo de la década anterior y que tardaron unos años en popularizarse.

Por fin regreso al pueblo y además en verano con todo el tiempo libre para mis juegos y correrías, pero mira por dónde, al principio serví de burlas y risas a mis amigos, porque por lo visto, con esa rápida asimilación de los niños, yo venía muy finolis, pronunciaba las esesss del final de las palabras y la jota muy sonora en vez de la hache aspirada extremeña. Pero fue un tiempo efímero, en breve recuperé mi propio acento y todo volvió a la normalidad.

20 comentarios:

  1. A mi me pasa que a sitio que voy me quedo rápido con los acentos, como un camaleón para pasar desapercibida ja ja
    y si sabia la tarde que le distes a mi querido tío pero no lo finolis que fuistes al pueblo pero tu eres de pasar,,, gracias a dios.

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    1. Para mi, simplemente: ¡Que nostalgia!

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    2. Me refería a pasar de los cuchicheo de los niños que gracias a dios no eres de los peleones o enfadones. y sabias disfrutar.

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  2. Leyendo tu relato, me viene a la cabeza una de mis canciones favoritas, esa que dice algo asì como: Que no darìa yo por empezar de nuevo... pues en este caso que no darìa yo por recuperar esas cartas perdidas, saborear esas magnìficas fresas, y encontrarme en algun momento con alguno de mis seres queridos...

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    1. Pues de las personas que aludo quedan algunas que te recibírian con cariño, como me trataron a mi de niño. Todo es cuestión de un viajecito.

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  3. Y lo lejos que estaba Aranjuez!
    Recuerdo los viajes en tren, todo el día en danza, del pueblo a Madrid, allí en metro hasta Atocha, luego a esperar el tren y ya en Aranjuez el paseo tan largo hasta la casa del tío Quico, y recuerdo que el barrio o los bloques se llamaban "Los enanitos":
    y Aranjuez era un mundo contradictorio, me resultaba un lugar muy feo, y de pronto me veia en una jardines muy grandes, y en unas salas de palacio. Y recuerdo que lloré porque no queria montarme en una barca. Y hablaban siempre de niños que se habian ahogado en el rio, o de otras tragedias siempre muy trágicas. Pero también habia visitas a familiares, y regalos, como una muñeca que me duró muchos años, y recuerdo a los adultos siempre hablando de unos lugares y de unos tiempos que eran tristes, pero ellos de pronto se reian, y se bebia vino y cerveza. Y veo a mis primos, y ese piso, y esas escaleras que subian a casa de una vecina, donde habia un teléfono.
    Me veo en los bares, y a mi tío Quico, y recuerdo lo de "el Chato", y la cácaras de mejillones en el suelo.
    Tu sobri

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    1. Todo eso me resulta tan familiar...
      Pero en este caso me refiero a unos cuantos años antes, aún estaba soltero el tío Quico y el lugar donde construyeron "las casas de los enanos"(No enanitos), no era más que un descampado. Lo sé porque a veces me llevaban a coger hojas de morera a la calle que todavía lleva ese nombre, cuando ya no queda ninguno de eso árboles.
      Yo entonces deambulaba más por la calle principal, llamada Stuart, pero que yo decía y creo que escuchaba decir siempre Actual, supongo que por deformación fonética.

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  4. .
    Los mejores recuerdos de Aranjuez son los juegos con mis primos (Charito, Encarnita y Javi) a la hora de la siesta y los paseos con el tío Quico por, justamente, el Paseo de la Reina y unas acequias que había por allí. También los bares donde ponían cortezas de cerdo y el 'Castaña' con su llavero de dos guantes de boxeo que nos fascinaba de niños, contando historias con su voz ronca.

    :-)

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    1. A esa acequias las llamaban CAZ, creo que así, con zeta, por lo que no se como sería en plural.

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  5. .
    Ah, pues de una manera muy particular: CAZERAS. Por eso, cuando el primo Javi las nombraba ("Vamos a las cazeras"), siempre creí que íbamos a comprar gaseosas.
    :-)

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    1. Sí, a lo mejor el primo Javi ceceaba como su padre de niño, o como Valle Inclán.

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  6. Por alusiones, geosociales: yo naci en Aranjuez y me regaron la calota en la Iglesia del Paje.Bueno tio,tambien tendras el recuerdo de lo mucho que berreaba.
    El sabor de las fresas en sazon...
    Gabo "Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaban siempre el destino de los amores contrariados"

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    1. Sí, ya recuerdo los "berreos" y la dieta de papilla de plátanos y naranjas. ¡Que ricas!

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  7. Logicamente hay lugares que yo los he conocido ya edificados,como "los Enanos" (que no enanitos) ja ja,sobre todo porque parece que añade algún centimetro.

    Hay caz y hay cacera, sin ceceo y sin vinoooo.

    La iglesia de Alpajes, también hay una calle cercana con ese nombre.
    Pobre padre mio, no tenia bastante con estar en el "tajo"que encima aguanta al "cansino".


    Con lo de la correspondencia me has recordado, que yo conservo unas revistas de la tia Consuelo, (El Buen Amigo) que las tengo muchisimo cariño, son del año 1953 y 1954, apenas las rozo para que no se rompan.
    Un besazo te quiere Charini

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    1. Ya corregía que las llammaban casas de los enanos, no "enanitos"
      No capto d lo de "tajo" y "cansino".
      Ignoraba que conservaras dos hojas divulgativas eclesisticas de EL BUÉN AMIGO. ¡ Que sorpresa! ¡Que Alegría! Creo que lo dirigía D. Casimiro Sanchez Aliseda y en la hoja de atrás figuraba una tira de historieta, por esos años podría ser Cascarilla. ¿Es así?

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    2. Hola tito! lo de "tajo" hace referencia al trabajo y "cansino" es como muy pesado,¡era broma!.

      (Escribo textual) Revista popular de propaganda religioso-social, dirigida actualmente por D.Casimiro Sanchez Aliseda. 18-07-1953.
      Se publicaba 50 veces al año con censura eclesiastica.

      Fundada en 1922 por D.Federico Gonzalez Plaza.

      Y sí,. en la tercera página aparece, Historia de "Cascarilla", historieta que siempre continuaba en el siguiente numero

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    3. Me contenta que aún me funcione bién la memoria y más me contentaré cuando tenga la ocasion de ver esas hojas. Bueno, mira a ver si puedes hacer unas fotocopias y enviarlas por correo.

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  8. laura hija de nini12 de junio de 2013, 20:22

    Hola soy hija de nini y nieta de vicenta me gusta mucho leer tus historias y a mi madre que yo se las lea.Decirte que tu a mi no me conoces pero yo a ti si, porque mi familia te ha nombrado un monton de veces.Cuando vivia mi tia Antonia todos los sabados los hermanos se reunian en su casa y no se hablaba nada mas que del pueblo,la familia y de los años de hambre y trabajo duro que de repente les tocó vivir.Me a pedido mi madre que te cuente lo que la hicistes de rabiar un dia que mi abuela le dijo- anda nini ves a que le corten el pelo a este niño que mira que pelos tiene.Y mi madre y tu subiais por la calle stuart y le decias que tu querias el pelo al cero y mi madre te decia de eso nada y tu que si y que si y mi madre que no y que no.Total que llegais a la pelu y cuando el peluquero preguntó que como le cortaba a mi madre no le dió tiempo responder cuando el niño de las narices dijo a voz en grito que al cero.Dice mi madre que los hombres que estaba allí se hecharon a reir de lo claro que lo tenia el niño pero mi madre te hubiese matao.Cuando llegó a casa de mi abuela mi madre lloraba - mira madre que feo que lo han dejado- y mi abuela la consolaba venga niña no te pongas así ya le crecera.Pues como esas tiene muchas historias por que de verdad que se han acordado mucho de ti.Referente a la mencion a tu hermano Kiko solo decirte que siempre que le nombraban la coletilla era "que bueno KIKO"y otra añadia " y su mujer".Bueno pues ya te iré recordando mas historias por que estoy enganchadava tu blok.

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    1. En verdad que me conmueve este comentario, lleno de nostalgia y añoranza de mi ya lejana niñez.
      Menciono a tu familia, a mi familia, aunque no detallo sus nombres que confundirían o aburriría a quienes no formen parte de ella.
      -Cuando escribo sobre una de las solteras a quien acompañaba algunas veces a la recogida de fresas me refiero a tu tía Turi. Después de la faena, hartas de trabajar, se pasaban por una pastelería para comerse un pastel y yo, harto de corretear, me pedía una milhoja, que me encantaba.
      -Mi hermano y yo comiamos en casa de tu tía Antonia, en la calle Stuart, que yo decía Actuá, confundido por Actual. Yo llevaba a tu prima Geles de la mano en un paseo con algún familiar más, cuando le dió aquella convulsión maligna. Ella tendría cuatro añitos, yo once.
      -Aparte de esa anecdota del "pelao", recuerdo que tu madre, que estaba más en casa de tu tía Lola, quien ya tenía a dos hijos: Glorita Y Joaquinito, me compró una pistolita con un pequño deposito de agua. Le costó tres cincuenta pesetas de sus pocos ahorros. Guapisima, con quince años y una trenza rubia y ojos azules. Era como mi madrecita.
      .Tu abuela Vicenta (mi tía abuela) me dió un día un duro, uno de los billetes que circulaban entonces, porque estaba roto e inservible, pero yo lo pegué con el papel de goma que venía con los sellos y como las series estarían bien, para mi sorpresa, cuando fuí a comprar alguna golosina me lo cambiaron. Para mi era un capital, pero cuando tu abuela, por curiosidad, me preguntó que había pasado y le respondí que lo había gastado me llevé una regañina, porque al menos había para un necesario pan. Pero fue una regañina piadosa, en el fondo reía del resultado.
      -Jaime, Rafael, Cesar... Podría seguir escribiendo de forma extensa.
      Verás que a veces pongo un enlace, unas letras en otro color, que si pinchas en ellas te remiten a algo que tenga que ver con el relato. Por ejemplo, en el episodio de Azuaga en burro, aparece Pena Mora, una canción de Juanito Valderrama que escucha a otro niño que también viajaba en burro.
      Claro, son anécdotas de la infancia, luego todo va tomando otro giro, como lo da la vida misma.
      Un fuerte abrazo a toda la familia, aunque ya no conozca a las nuevas generaciones.

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