Si cortas la planta, rezuma una sabia blanca y espesa, que por lo visto tiene alguna utilidad farmacológica o remedio casero.
Lo cierto es que entre los niños (allá por los años 50), se comentaba que el "pito" crecía si te lo "masajeabas" con ese líquido lechoso.
Como en aquellos años no era infrecuente ver a algún niño con el pito al aire, mira por dónde que observo a uno con el glande (obviamente se empleaba otra definición mas vulgar), hinchado, tumefacto y por lo que me dijo, dolorido. Me quedé horrorizado. ¿Qué te ha pasaoooo? Respuesta: que unos niños mayores me dijeron que si me daba con leche judía me crecía el pito. Y sí. Le creció, mas bién le engordó (supongo que de manera transitoria). Cuando vi aquello escarmenté por cabeza ajena y dejé mi "aparatito " como estaba.
MORALEJA: Hay que conformarse con la "dotación" que nos otorgó la madre naturaleza y dejarse de experimentos con LECHE JUDÍA.
Curiosamente, en una reciente reunión en una parcela cercana a Sevilla, propiedad de unos familiares, hablé de estas travesuras infantiles, supuestamente extremeñas, y un cuñado me dijo que eso le pasó a un hermano suyo en Sevilla, unos diez años después de lo comentado por mí. Cosa que confirmó la madre e informó que tuvo que llevar a su hijo al médico. Es más, otra familiar comentó otro caso igual, ocurrido a su hermano en Chiclana, todavía después.
O sea, que la obsesión masculina por las dimensiones del "vergajo" no tiene edad, ni tiempo ni lugar. Y no os enterais: que dicen que el tamaño NO IMPORTAAAAAAA. Pues yo no lo tengo tan claro.
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ResponderEliminarOye, pues un día voy a probar. Total, como mucho, te puede pasar que te tengan que llevar a Urgencias, pero a cambio, las ventajas pueden ser importantes.
:-)
Pués nada prueba. En la vida hay que sopesar pros y cotras y efectivamente, si te sale mal no es mucho que perder y sí mucho que ganar si sale bién. Pero repito: El resustado que ví fué grosor y no largura.
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EliminarTe he escrito y parece que se ha perdido. Firmare como sobri, puede ser sobrina o sobrisita.
ResponderEliminarGracias por la consulta
EliminarManolo, soy la de la vomitera, o sea, Mari ;.). Ya he leído el lechero artículo: y doy gracias a que no tengo pito, vergajo, pene etc....Lo que sí me he dado cuenta,que lo que dicen de que el hombre piensa con el pito, es verdad.
ResponderEliminarHe conseguido poner mi nombre ( me parece, tío )
ResponderEliminarSí, desde niños,pero en la madurez, esos pensamientos son contraproducentes, pués no está sincronizado lo físico con lo síquico.
EliminarWoooooooow, pero qué malos eran en su pueblo Manuel. En el mío (en realidad era un Destacamento de Aviación cerca de Bobadilla Estación -un pueblo de Málaga-), se decía que si te caía lechetrezna (así la conocíamos allí) en los ojos, te quedabas ciego, al igual que si te tocaban los pelillo de la procesionaria (unas orugas muy simpáticas que invadían, para nuestro disgusto, las moreras del lugar).
ResponderEliminarGracias por el comentario. Espero seguir contando travesuras de la época. En realidad no eramos malos: Careciamos de T.V. Los juguetes casi todos artesanos y escasos la comida no sobraba precisamente, así que teniamos que aguzar el ingenio para divertirnos
EliminarDespués de leer el de las uvas como preparación ¡qué ataque de risa me ha dado leyendo este texto (y eso que estaba escuchando a Wagner al mismo tiempo)! Chapeau, l'artiste ! Qué gracia genética tenéis los andaluces para contar cosas sencillas...
ResponderEliminar(Y gracias, Sap, por habernos hecho descubrir a uno de tus maestros)
Gracias por leerme.
ResponderEliminarSólo pretendo ir construyendo, lo que yo llamaría un ANECDOTARIO. Carezco de los recursos narrativos de mi sobrino SAP.