miércoles, 25 de julio de 2012

La alcantarilla


Recuerdo mi infancia viviendo en la casa que encabeza este relato, pero la foto es posterior y contempla ya la remodelación realizada por su actual propietario. Se puede ver a la derecha el tapial que limitaba el corral de la casa de atrás. Esas tapias que se conservan tal como entonces, forman la esquina final de la calle.

La otra esquina de la bocacalle la formaba un taller de carpintería con la vivienda de los propietarios, ambas construcciones ya desaparecidas y convertidas en pisos.

Justo en esa esquina construyeron una conducción cubierta y de forma curvada, para las aguas pluviales. Nosotros la llamabamos alcantarilla.

La campiña extremeña tiene frecuentes períodos de sequía. Entonces la alcantarilla nos servía de escenario para juegos infantiles: Imaginabamos un túnel que había que atravesar y había que hacerlo reptando y un niño tras otro en fila única y en la misma dirección. No había espacio para más

Una tarde, nada más salir de casa, hice solo el recorrido que tanto nos atraía a la vez que nos causaba cierto respeto. Una mujer que se acercaba andando (no recuerdo quien era) me vió entrar , pero no salir, debido a la curva que daba a la calle perpendicular. Seguidamente partí corriendo a reunirme con mis incondicionales de costumbre.

Por lo visto la señora pensó que me había quedado atrapado en el interior y dio la voz de alarma a mi Chari, trece años mayor que yo (era habitual utilizar el posesivo MI ante el nombre propio para referirnos a nuestros hermanos), quien ocasionalmente estaba al mando de la casa.

En uno de esos repentinos y habituales cambios en los juegos de los niños, regresé a casa por algo que no recuerdo. Desde lejos vi concentrado ante mi puerta a parte del vecindario, quienes gesticulaban, se llegaban a la alcantarilla, mi hermana gritaba... Me daban por asfixiado en su interior, al no recibir respuesta alguna.

En esto que me presento ante aquel gentío alarmado, que mirandome con caras atónitas, como si estuvieran viendo un fantasma, pasaron a continuación a increparme de forma colectiva. Ajeno a todo ello, yo me preguntaba: ¡Qué coño he hecho yo ahora!

Al final, como la alegría de verme vivito y coleando era superior al susto que se habían llevado, todo quedó como si nada hubiera pasado.

Tiempo después, cuando leí por primera vez TOM SAWYER, recordé aquella vivencia cuando Tom y su amigo Huckleberry Finn parten de aventuras y después de larga e infructuosa búsqueda, los dan por muertos y éstos aparecen en la iglesia durante el oficio religioso por la salvación de sus almas. En mi caso no se llegó a tanto. Aún no habían avisado al cura del pueblo.

 

13 comentarios:

  1. .
    Bien. Muy bien.

    ...Y todo causado por la errónea conclusión de una paseante anónima que más le hubiera valido haberse metido en sus asuntos.

    :-)

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    1. Y tan anónima. Solo recuerdo que vestía de oscuro y peinaba moño, aspecto de la mayoría de las mujeres de los pueblos pasados los 40, e incluso antes.

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  2. Vaya, vaya con el Lolo. Yo creo que ya habias criado algo de fama y por eso la mujer y tu Chari pensaron en aquella desgracia.
    Esa Chari tan cercana a mi, tuvo que llevar los pantalones muchas veces, (aunque en tela no se los puesiese hasta que vino a Alemania un invierno)y menos mal.
    Ya hace años me dí cuenta que sus explosiones regañandome, y sus miedos, tenian que ver con la situación. Es decir el pánico era añadir una desgracia más, era sentirse en el límite y que tu te perdieses o te lastimases con el amor que te tenia, o que mi hermano y yo sufriesemos el mínimo rasguño...era lo peor que podia pasar, era la puntilla, el remate. Qué diferentes se ven las travesuras cuando hay dinero, salud, y futuro, porque amor a los hijos, a los hermanos, había para dar y tomar.
    Fuí a Campillo solo una vez, pasé por la puerta de esa casa, y sin duda lo que vivió mi madre allí, por esas calles, hizo de la estancia en el pueblo un recuerdo triste, lloré y lloré. Claro que tenia unos 15 años y mi madre hablaba del hambre y de tantas penas, de tanto dolor, de tanto desengaño, de injusticias, con rabia.
    Es curioso, se ha repetido una historia, ella sentia un amor-odio por Campillo, como yo por Torrelaguna. Con los años y la distancias, y muchos muertos, ir de visita no se le hacia tan doloroso, pero su lugar paradisiaco, su destino para estar feliz era la casa de su hija en Alemania. Yo a Torrelaguna no quiero ir, y me acuerdo de sus paisajes, de su Iglesia, de sus calles, pero los recuerdos malos tienen todavia demasiados sonidos. Y por suerte no siento la necesidad. No creo en amores patrios, creo en mi idioma, pero no es aquella mi tierra. Madrid es otra cosa, como tu hermana, yo también quiero la libertad que me da una capital, hacer mi vida sin encontrarme a los mismos en la pescaderia o en la plaza.
    Tu sobri

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    1. Comprendo, comprendo, pero por la fantasía de mi corta edad yo vivia en otro mundo, afortunadamente. Después...
      Tiempo al tiempo.

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  3. Sí, sí, Tu has pasado por la alcantarilla, pero quien ha tenido más cojones siempre ha sido la Chari. Qué la conocí bien.
    Saludos
    V

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  4. eh tio,esa fijacion, por las oquedades y los bujeros. No sera una patologia freudiana del sexo y la muerte.
    jung

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    1. No lo creo, eran casos puntuales. En la entrada trataré de espacios abiertos.

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  5. Tu historia me ha hecho recordar una que me pasó en la c/Pavía siendo una niña, no recuerdo bien la edad, pero era chica. Era ya de noche, y estábamos reunidas, Matílde, su hermana Loly, hijas del capillé y Ana Rosa ( hermana del Juani, el del tabaco), en casa de una muchacha que al poco tiempo se metió a monja en Santa Marta ( por medio de ella se hizo la misa de difunto al tito Paco; hay que ver las vueltas que da la vida) pues bueno, no me lío más y sigo con la historia interminable....Ella nos estaba contado cuentos y no nos dimos cuenta de la hora tan tardía que era.. en lo mejor de uno de esos cuentos, oigo la voz de mi madre chiñando por la calle a moco tendido. " Mari.. Mari.. donde estas ?... ahora me río porque me recuerda al cuento de garbancito :-). Salimos todas corriendo para abajo; cuando mi madre me vio, no sabía si pegarme una paliza o darme un beso... Vamos a la crítica...No tengo que criticar nada, tito Manolo ("), sólo que comprendo el alboroto que se formó creyendo que te habían perdido para siempre... un niño es un niño, aunque sea un petardo :-)

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    1. Me resulta tan familiar y nostalgica la calle Pavía.....
      Que un niño es un niño, aunque sea un petardo, pues sí.
      Aunque viviendo en Bilbao había un dicho aldeano: ¿NIÑOS? Mejor SERDOS. Hombre tanto.....

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  6. Mi madre decia,¡lastima tres gorrinos de 20 arrobas que hubiese parido! ja ja , ¡diablillo!.

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    1. Maniobra que haciamos repetidamente. Mala suerte que la señora me viese entrar pero no salir.

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