Remataba la anterior entrada,
última de las tres dedicadas al trágico episodio ocurrido al vapor noruego
“Gulnes” en las proximidades de Sevilla durante nuestra Guerra Civil, con la
idea de continuar sobre el mismo en caso de que apareciera alguna novedad de
interés; novedad que sorprendentemente ha aparecido y que me motiva por tanto a
redactar este añadido.
Resultó que en una reciente
charla telefónica con mi sobrino José Antonio, gran aficionado a las historias
rodeadas de misterio, lo invité a que leyera cuanto he averiguado y escrito
sobre este caso. Para mi sorpresa, me dijo conocer a la señora que fuera cónsul
en Sevilla de los países escandinavos; señora que sucedió a su padre Mr. Jon G. Siljeström (foto de
cabecera) y que por tanto, estuvo
encargada años atrás de recaudar fondos entre los buques noruegos que llegaban
al puerto de Sevilla con el objetivo de adecentar y mantener la tumba y el
monolito en homenaje a las víctimas.
Me quedé atónito. Tras varios
años investigando ocasionalmente sobre este extraño episodio bélico con
frecuentes resultados fallidos, ahora, de forma casual, aparecía esa potencial
fuente de información tan cercana. Claro es, que mi sobrino desconocía esas averiguaciones,
pero desde ese momento quedó en posibilitarme un contacto telefónico.
Eso ocurrió pocos días después.
Por teléfono llamé a Cristina Siljeström, que así se llama y apellida tal
señora, quien me atendió con suma amabilidad. Posteriormente, por correo
electrónico, intercambiamos comentarios
y me dio noticias de cuanto ella conocía de esta historia.
Me sacó del error de considerar
Istyrmann y Kokk como apellidos de los fallecidos que aparecen nominados en el
monolito en primer y segundo lugar desde arriba abajo, cuando, en realidad, se
corresponden con sus profesiones en idioma noruego: En ese orden, primer piloto
y cocinero. Para los otros dos, ya pude conocer y así lo expuse, que fyrböter
significa fogonero y no también apellido como interpreté en un principio.
Pero, para no extenderme en
demasía, considero más apropiado y testimonial,
insertar a continuación, de forma literal y previa su autorización, los
dos principales correos electrónicos que me dirigió.
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5 de feb.
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Hola Manuel: He leído con gran interés su escrito todo correctamente
traducido y aunque había oído a mi padre el Cónsul de Suecia, Noruega y
Dinamarca hablar del tema, nunca supo contarme como ocurrió aquello. Lo que si
se que desde que le nombraron Vice Cónsul de Noruega en los años cincuenta (el
Cónsul honorario se llamaba Nergaard y era el Director de la compañía de
maderas trato de que adecentaran los jardines del cementerio protestante donde
estaba el monolito. Mi padre era Consignatario de Buques y cada vez que
arribaba al puerto de Sevilla un buque Noruego se le solicitaba al Capitán un
dinero 150 ptas. para los jardines del monolito. Este dinero se le entregaba a
final de año en las oficinas del cementerio y serian varios miles de pesetas ya
que teníamos barcos noruegos cada 15 días (cargaban aceitunas y aceite destino
Nueva York). Mi padre Jon G.Siljeström se estableció en Sevilla en 1950 y a los
pocos años falleció el Cónsul Nergaard y paso a hacerse cargo del Consulado en
los años 60. y durante 20 años que por edad tuvo que cesar y fui yo nombrada
Cónsul de los tres países como lo había sido el. Continuamos con las oficinas
abiertas hasta que cesaron las llegadas de buques que por su tamaño no podían
ya subir el rio (al no haberse dragado). A mediados de los 80 tuvimos que
cerrar la consignataria aunque seguimos con las oficinas consulares abiertas
hasta 1993 en que yo me retire. Mi padre me ayudo hasta ese día, que contaba ya
con 84 años. Falleció unos años mas tarde. Siento no poder ayudarle. Pensaba
que si había algún documento lo tendría la Embajada en Madrid, pero han pasado
tantos años que no existirán archivos del caso. En mis años y los de mi padre
de Consulado no nos pasaron ninguna documentación, pero mi padre no dejo de
hacer lo que pudo en recuerdo de esos marineros, uno de ellos era cocinero (en
noruego kokk).
Muchos saludos
Konsul Cristina
Siljeström
Cristina Siljestrom
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6 de feb.
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Estimado amigo: Releyendo mi mensaje de
anoche y como estaba bastante cansada después de haber estado la tarde con mis
nietos, se me olvido escribir sobre mi padre.
Mi padre tenía madre noruega de
Hammerfest (ciudad mas al norte) y padre sueco por lo que a la hora de estudiar
en la escuela náutica, lo hizo en Oslo. Obtuvo el título de Capitán de navío
noruego y estuvo enrolado varios años en el Báltico y después en petroleros que
hacían la ruta de Venezuela a USA. En el año 36 dejo de navegar y se viene a
Sevilla a trabajar con el Consignatario de Buques Emilio Huart (belga) y le
nombran Vice Cónsul de Suecia por lo que supongo supo y estuvo en el
enterramiento de los marineros. En el 38 es trasladado a Buenos Aires y vuelve
a Sevilla en el 49 donde abre su propia oficina de buques. No es porque fuera
mi padre, pero era una persona muy buena, recta y humana, por lo que estoy
segura, estableció el pago de esas 150 ptas. a cada buque de la compañía
noruega que el representaba, en recordatorio de esos marineros que fallecieron
y conociendo el abandono del cementerio protestante. Los buques se llamaban ¨Concordia
Sky¨ - ¨Concordia Sun¨ y ¨Concodia Star durante cerca de treinta años (hasta
los años 80). Nuestra oficina se llamaba Agencia Concordia Line. El sobre anual
lo entregábamos en la oficina del cementerio.
Muchos años después tuvimos que comprar
un nicho para enterrar a mis padres, luego a mi marido sueco y viendo el
deterioro se me cayó el al alma a los pies! hable con las autoridades que me
prometieron iban a hacer obras de jardinería allí. Desde entonces ha mejorado
el lugar aunque existen muchas tumbas abandonadas, hay al menos mas
plantas.
Tampoco le agradecí todo el trabajo de
investigación que ha hecho en nombre de Noruega que representamos tantos años
(mi padre 20 años y yo 13) y el empeño y cariño que ha puesto detrás.
Muchos saludos
Konsul Cristina Siljeström
Honorario
A estos correos siguieron
otros, pero ya lo más significativo y honorable para mí, fue la entrevista que
la señora Siljeström me concedió el pasado día 5 del presente mes, en la que me
entregó copia de una foto de su padre.
Me informó que, después de muchos años
de estrecha colaboración con él hasta su fallecimiento en Sevilla, conserva del
mismo un recuerdo pleno de cariño, por sus cualidades de rectitud, honradez y
bondad; cualidades que, además de su interés por el mantenimiento de la tumba,
me motivan a rendirle homenaje colocando su foto en la cabecera de esta
entrada, con permiso de su hija.
Por otra parte, como no he
logrado conseguir fotos ni información similar a la de Egil Pleim, a quien me
refería en la entrada anterior, ni el ayuntamiento de Nesna, en Noruega, la
ciudad natal de éste, ha respondido hasta ahora a un correo que les dirigí el
día 3 de febrero pasado, esto es todo cuanto he podido conseguir por rescatar
del olvido general a aquellos cuatro jóvenes marineros noruegos, que el destino
se encargó de convertir en víctimas de una guerra tan ajena y alejada de su tierra.
Tierra de Sevilla los cubrió para siempre.
P.D. A
pesar de la escasa nitidez de imagen, la señora Siljeström creyó reconocer a su
padre entre los asistentes al entierro que recoge la portada del diario ABC que
reproduje en la entrada del pasado diciembre.