-Staten Island.- como indicaba en la entrada anterior,
aconsejados por nuestro guía Gerardo cuando nos dejó en el extremo de Manhattan
junto al mar, entramos en una gran terminal para coger un ferry que une de
forma continua y gratuita ese municipio con el de Staten Island. Por la
muchedumbre presente pensábamos no contar con espacio en el primer viaje, pero
comprobamos que el barco era de grandes dimensiones. Disponíamos de sitio
sobrado.
No solo nos motivaba aquella singladura el hecho de “pisar”
cada uno de los cinco municipios o grandes distritos que integran la ciudad,
sino contemplar lo más cerca posible la Estatua
de la Libertad, que no podíamos visitar por estar entonces en restauración.
También pasamos muy cerca de Ellis Island, puerta de entrada de millones de
emigrantes a Estados Unidos hasta 1924. La llamaron también Isla de la Lágrimas
o de la Esperanza, en función del resultado de los controles médicos que
sufrían aquellas personas. Quienes presentaban la menor tara o impedimento eran
repatriados sin contemplaciones. Se conserva el edificio como un interesante
museo.
Dimos unos paseos por las inmediaciones de la terminal de
Staten Island, regresamos y cogimos el metro (llamado allí subway) para llegar
al hotel.
-Ellen´s Stardust Diner.- También comentaba en la entrada
anterior, que fue el mismo guía citado quién, después de asistir a la Misa
Góspel, nos recomendó comer en ese restaurante, esquina calle 51 con Broadway.
En principio nos pareció caro y una comida poco apetitosa
para nuestro gusto, pero la sorpresa estaba en que los camareros y camareras,
jóvenes señoritas muy compuestas y maquilladas, de forma individual y
alternándose, cantaban y se movían a ritmo por el local. Todo un espectáculo.
Pasamos una tarde muy divertida.
-Empire State
Building.- Nos
aconsejaron subir a la hora del crepúsculo, para contemplar el encendido del
alumbrado de la ciudad.
Como no teníamos que guardar cola para sacar las entradas,
puesto que las había adquirido previamente en el Centro de Visitantes de la
Times Square, pensamos llegar con la suficiente antelación, pero no fue así.
Solo para llegar a los ascensores tardamos como una hora.
Después, en poco más de un minuto ya estábamos en la zona
exterior y acristalada de la planta 86, pero ya era noche cerrada. De todas
formas, rodeados de un horizonte de luces la visión era fascinante. Miramos
desde todas las perspectivas y durante el tiempo que creímos oportuno.
También nos habían comentado que no merecía la pena pagar el
suplemento y aguardar más tiempo para subir hasta la planta 102, así que nos
contentamos con las vistas contempladas.
Añadiré que la espera dentro del edificio con unos pasillos
acordonados y en con continuos giros, no se nos hizo pesada en exceso por la
presencia, junto a nosotros, de varias parejas de jóvenes de distintos países
centroamericanos, con quienes mantuvimos una entretenida charla.
-Top of the Rock.- En este caso no había largas colas y
sí, subimos por la tarde temprano a la planta 67 de este edificio del
complejo urbano del Rockefeller Center,
desde donde se pueden contemplar las mejores vistas del Central Park. También,
a lo lejos, se divisaba la Estatua de la Libertad.
-Central Park-Columbus
Circle.- Aquella
tarde paseamos por la parte sur del parque y sus alrededores. La zona más
cercana a nuestro alojamiento.
Llegamos a la plaza circular llamada Columbus Circle, porque
además de su forma, en ella se erige una estatua de Colón sobre una alta
columna.
También entramos en el importante complejo comercial situado
en la plaza citada. Invitaba a la compra la variada, ordenada y vistosa oferta de productos expuestos en el
mercado de abastos situado en la planta sótano.
-Lincoln Center.- También nos hablaron de ese complejo
de edificaciones y de su fuente, situado a la altura de la calle 63 con la 9ª Avenida,
así que allí nos desplazamos un atardecer para conocer todo su entorno.
Había sillas a disposición gratuita del público, para
sentarnos en el lugar que nos apeteciera de la zona ajardinada. La temperatura
era deliciosa, así que nos aposentamos en espera de ver la fuente en
funcionamiento.
Cuando empezaron a elevarse los surtidores de agua vimos que
alcanzaban escasa altura. La fuente no tendría más de tres metros de diámetro.
Me acerque a ver el programa de funcionamiento y estuvimos esperando algún
juego espectacular de luces y chorros de agua, pero poco variaba. Resultó como
la fábula del “Parto de los montes”. Cualquier ciudad europea cuenta con
surtidores más espectaculares que aquél.
Cuento esto como una sorpresa anecdótica y no como crítica.
Pues me queda claro que si esa ornamentación urbana formara parte de la cultura
neoyorquina, contarían con las fuentes más grandes y espectaculares del mundo,
en consonancia con la grandiosidad de la ciudad.
Compensamos el entretenimiento contemplando el ambiente de la
Filarmónica y el elegante público que entraba en la Ópera, ya que ambas
instituciones se sitúan en aquella plaza.
De camino al hotel bajando por la 9ª Avenida compramos un
refresco de cola en uno de esos vasos de cartón cerrado con su cañita para mi
mujer y para mí una lata de cerveza, para ir tomándolo por la calle como era
frecuente ver, incluso comiendo cuando era preciso. Pero en mi caso me pareció “puritano”
que la lata la introdujeran en una bolsa de papel para que no se viera que
contenía una bebida alcohólica. Puritano e hipócrita, porque no era yo el único
transeúnte con la bolsa. Además, en las terrazas de los bares y restaurantes
situados a lo largo de las aceras de la avenida, se veían numerosas botellas de
vino y vasos de cerveza.
Antes de llegar a la zona de la Times Square y Broadway
atravesamos algunas calles poco iluminadas y con grandes montones de bolsas
negras de basuras, en las que algunas personas buscaban materiales de reciclado
para su venta. Ese trayecto, los dos solos y de noche, nos resultó algo
inquietante, a pesar de que el turismo está protegido en aquella zona con una fuerte presencia
policial.
Pues nada, hasta la próxima entrada, con la que quedará
finalizado el relato de aquel inolvidable viaje.
Tan emocionante como las anteriores entradas. Aunque "solo" sea por las lecciones geograficas de la ciudad y los "viajes" mentales a través de ella.
ResponderEliminarVuelvo a insistir que me vienen tantas imágenes de cine y televisión.
Recuerdo una serie de hace bastantes años sobre la isla de Ellis y todo lo que allí se "cocia".
Bueno y lo del restaurante esquina 51....imagino vuestras caras jaja...yo seguro que hubiese participado.
Preciosa fotografía del Empire State Building .
Solo deciros que me dais mucha envidia, pero.....quien ríe el último...
Gracias por compartir estas vivencias.
Sharon
Cuanto me gustaría conocer tu propia experiencia. Seguro que tendrás o tendréis la oportunidad.
EliminarLa verdad, es que por mi pésima entonación ni me hubiese atrevido a participar en el espectáculo, pero, además, no creo que estuviese permitido y seguroque solo podías estar presente en tanto estuvieses consumiendo.
Habría que añadir muchas vivencias de aquella inolvidable visita a Nueva York, pero tampoco quiero aburrir, así que con la próxima entrada doy por concluida la historia.
Besos.
Que guay y me estoy enterando más por el blog que en persona, nada, nada, a seguir contando.
ResponderEliminarespero la próxima un beso.
Pues no se hija, porque creía que solo me quedaba contar aquella experiencia a las admirables Hermanas de la Cruz.
EliminarNuestra ilusión sería gozar de la ocasión de contarlo al más pequeñin de todos: David. Pero, a estas alturas de la vida, ya es un tanto incierto.
Un beso.
Cómo he disfrutado leyendo las entradas sobre NY. Lo explicas todo tan bien que me han entrado unas ganas locas de volver. Si por mí fuera iría allí una vez al año, pues es una ciudad que nunca se acaba de conocer. Pero no puedo quejarme, pues he tenido la enorme suerte de haber hecho cuatro estupendos viajes a la gran manzana. Había cosas que las tenía casi olvidadas y han vuelto a mi memoria gracias a estos relatos.
ResponderEliminarEspero con impaciencia las próximas entradas.
Un abrazo
En tu caso, con familia tan próxima residiendo allí, seguro que visitarás N.Y. en otras ocasiones y disfrutarás de nuevo esa maravillosa ciudad, tan acogedora y familiar, a pesar de sus dimensiones.
EliminarYa solo me queda en "cartera" una próxima entrada.
En el pasado relaté otros viajes, pero nacionales, porque España también tiene mucho que ver y vivir.
Para el futuro dedicaré relatos a otros largos viajes.
Muy agradecido por tu comentario.
Un abrazo.
Graciaaaas! Ya os informaré si vuelvo por allí.
EliminarAprovecho para mandar un saludo a primos, tíos y familia en general que lee este blog. No os conozco personalmente, pero prometo asistir a la próxima reunión que se organice.
Gracias a ti. Lo tendríamos en cuenta si se organiza otro encuentro en el futuro.
EliminarPues gracias por el saludo, soy la hija de Manuel.Un beso y claro con reunión o sin ella bien recibida seras y encantada de que nos conozcamos.
EliminarUn beso.
Pues gracias por el saludo, soy la hija de Manuel.Un beso y claro con reunión o sin ella bien recibida seras y encantada de que nos conozcamos.
EliminarUn beso.
Muchísimas gracias. Por circunstancias familiares no pude asistir, pero la próxima no me la pierdo.
ResponderEliminarEspero conoceros pronto.
Un abrazo.
Que alegria tenerte entre nosotros!
ResponderEliminarSoy la sobrina de Manuel y me llena de orgullo que gracias a este trabajo, estemos contactando la familia y dando lugar a proximos encuentros.
Un fuerte abrazo.
Cuántas primas nuevas!
ResponderEliminarGracias!
:-)
Es cierto, somos un buen grupo de primas...a cuál más guapa.
ResponderEliminarGracias a ti por unirte!!
Bueno lo de guapas no lo he dudado ni un momento.... lo llevamos en la sangre!!!!!
ResponderEliminar;-)
Hola! Soy la guapa de la familia. Supero a Scharon y seguro que a la prima Yankee ��
ResponderEliminarY después de este preámbulo, paso al comentario sobre esta entrada.
Tío, o tu tienes una memoria de elefante o te trajiste muchas chuletas escritas de aquellos días.
He mirado algunos de mis apuntes y no entiendo mi letra.La locura neuyorquina es lo único que comprendo.
Al menos sé que fue el 31 de octubre cuando visité el museo de la inmigración. Qué me emocioné hasta las lagrimas al ver nombres que en mi imaginación solo los veía en películas de aventuras o en uno de los capítulos del libro Corazón. Esos nombres que salían tantas veces de la boca de mi madre. Orgullosa de la vena descubridora de nuevos países para empezar nuevas vidas. Sin duda esa sangre corre por mis venas. Aunque con el tiempo domine la pereza y el cansancio. Pero bueno me puede dar todavía un arrebato.
Lo que está claro es que uno pasa unos días en Nueva York y ya las películas rodadas allí se ven como si uno fuese parte de la ciudad. Nos creemos conocedores de todos los rincones. En mi casa no se oye otra cosa de Ahí, ahí estuvimos. Y pensándolo bien es del todo imposible.
Tu sigue viajando con tu querida esposa y deja que viajemos contigo al menos en el rato que dura ese disfrute de leerte.
Un beso de tu sobri
Consuelito, como me llamaba el tío Kiko.
La prima "yankee" también es muy guapa, pero no voy a dictar yo aquí el juicio de Paris con la manzana discordia entre Afrodita, Hera y Palas Atenea y de lugar a otra guerra de Troya.
EliminarEs nieta del "tio Enrique de América" y la tía Julia. Tu madre seguro que te habló e ellos y, muy bien, por supuesto.
Creo que ya lo comentamos. Mi memoria ya va fallando y, claro que sí, recojo los apuntes principales para luego componer las entradas. De otra forma resultaría imposible retener tantas vivencias con precisión, por mucha memoria que se tenga.
Sobre viajes, de momento me queda otro relato sobre N.Y. y luego de Venecia a Estambul, con las correspondientes escalas en Croacia y Grecia.
En cuanto a tu visita al museo de Ellis Island, fue sumamente valiosa, pues luego ha estado la prima Isabel, hija del primer emigrado (el tío Francisco) y no encontró nada y si quería algo preciso le costaba cada documento como 150 dólares, en cambio tu encontraste dos personas más de Campillo que viajaron con el tío Enrique y que no conocíamos.Nuestro estudio hubiera resultado incompleto.
Abrazos.
Jijiji me parto con vuestros comentarios. Bromas aparte, me encanta lo que contáis sobre el museo de la inmigración. Debe impresionar mucho ver allí el nombre de nuestros familiares e imaginar todo lo que tuvieron que pasar hasta cumplir el sueño americano. A pesar de haber visitado NY varias veces todavía no he visitado el museo, queda pendiente para el próximo viaje.
ResponderEliminarEn alguna entrada anterior, Sharon (la segunda más guapa en la escala de belleza establecida por Consuelo) preguntaba acerca de los musicales. Yo os puedo recomendar dos... uno es el Fantasma de la Ópera, que lo ponen en el teatro Majestic, y otro para niños y mayores es el espectáculo navideño de las Rockettes, en el Radio City Music Hall.
Saludos a tod@s
Vaya guasa que tenemos! Me encanta!
ResponderEliminarQuiero decir que no hay escala de belleza, estamos todas en primera linea...(salvo Consuelo en cabeza) .
Gracias prima Yankee, por tus propuestas sobre musicales. Algún dia..seguro.
Muchos besos.
Sharon
Bueno, a mi no inmiscuirme en esa competición de belleza. No vaya a provocar una guerra familiar, como le pasó a Paris, que por decantarse por Afrodita, generó la guerra de Troya.
Eliminar¡Sois todas muy guapas, ea!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLas primas (guapas) unidas jamás serán vencidas. Esto es lo importante.
ResponderEliminar:-)
Pues nada, os animo a que os presentéis a un concurso de belleza. Tal vez así, surja un nuevo motivo para celebrar un encuentro familiar.
Eliminar¿Se podrá subir al Empire State Building por las escaleras? Debe ser divertido hacerlo. Una vez quise subir a la Torre Eiffel a pie, pero no encontré voluntario entre los que me acompañaban.
ResponderEliminarNo conocía la la fábula del Parto de los Montes. Lo he mirado en la Wikipedia. Todos los días se aprende algo nuevo.
Algo generalizado en los visitantes españoles a EEUU, la comida decepciona, y asombra a la vez por las opíparas cantidades que sirven.
Tengo entendido que se organizan subidas hasta la plana 86 de Enpire Estate, pero en determinadas ocasiones y como competiciones. Creo que hay 1576 escalones y las personas más preparadas físicamente logran la meta en unos diez minutos.
EliminarEntonces no lo sabía. En cualquier caso, tampoco ya hubiera intentado hazaña semejante.
Bueno, las fábulas me interesaron especialmente (creo que es bastante común), cuando la adolescencia y primera juventud. Esa de Esopo es una de las que permanecen en mi memoria.
Al tema gastronómico no prestamos casi atención, nuestra meta era "patear" lo más posible la ciudad. Comimos bien en algunas ocasiones. En mi caso particular, porque me gustan las carnes rojas y las tienen de calidad (supongo que todavía hay esos enormes rebaños de ganado vacuno que se ven en las películas del oeste). Tampoco hacíamos ascos a comer por la calle un perrito caliente y un refresco de cola y seguir caminando. Los carritos famosos están por todas las calles y, a veces, veíamos hacer lo mismo a quienes vestían como ejecutivos, con sus botines, que se cambiarían al llegar al trabajo. No parece que tengan nuestros escrúpulos sociales, al menos de forma ta generalizada.
Eso experiencia hace que mi opinión de la comida sea representativa.
Cuando fui con mi mejor amiga También pasamos muy cerca de Ellis Island, puerta de entrada de millones de emigrantes a Estados Unidos hasta 1924. La llamaron también Isla de la Lágrimas o de la Esperanza, en función del resultado de los controles médicos que sufrían aquellas personas. Quienes presentaban la menor tara o impedimento eran repatriados sin contemplaciones. Se conserva el edificio como un interesante museo.
ResponderEliminarFuente: galapagos travel agency