viernes, 14 de marzo de 2014

De Albarracín a Sierra Nevada, 1 (2010)


-ALBARRACÍN.- En ese bello pueblo turolense (clasificado entre los más bellos de España. A nosotros así nos lo pareció), enclavado en la sierra a la que da nombre, de trazado irregular, con calles por lo general empinadas,  construido con piedra casi en su totalidad y rodeado por el río Guadalaviar, que le da fertilidad, arbolado y frescor, establecimos nuestro "cuartel general" en la primera etapa del viaje veraniego del año 2010. Fue la ruta más larga y variada de cuantas hicimos.

En Albarracín nos alojamos durante tres noches, desde el día 5 de julio hasta la mañana del día 8.

Como era normal en esos viajes, aparte de conocer bien la población de hospedaje y disfrutar de la cena en alguna terraza, amenizada por una grata tertulia, nos dedicábamos a viajar por los lugares próximos que considerábamos de interés. De esa forma, por ejemplo, llegamos a Fuendetodos, para ver la casa natal de Goya, o a Cariñena, pueblo famoso por sus vinos, pero las visitas más destacadas merecen comentarios aparte. Fueron las siguientes:


-Teruel.- Nos resultó muy placentero pasear por esa pequeña capital de provincia y así poder contemplar su rica arquitectura en estilo mudéjar, que por algo ha sido catalogada como patrimonio de la humanidad.
La plaza del Torico es conocida por su tipismo, su forma triangular y porque es el centro cívico de la ciudad. La estatua del dicho torico, colocada encima de una columna que en su parte baja sirve de fuente de cuatro caños, a nosotros nos pareció minúscula, pero para los turolenses resulta emblemática, por su relación con la leyenda fundacional de la actual población en el siglo XII.


-Pueblo viejo de Belchite.- A consecuencia de los bombardeos aéreos y artilleros que sufrió Belchite durante la Guerra Civil, aquella próspera población zaragozana quedó prácticamente arrasada. La batalla, que tuvo lugar entre agosto y septiembre de 1936, fue enconada y sangrienta, llegándose a la lucha casa por casa y a enfrentamientos cuerpo a cuerpo.

Terminada la contienda en 1939, decidieron mantener el pueblo en el estado que quedó tras los combates y construir en sus inmediaciones un nuevo Belchite. ( Siguiendo la línea de este blog, no voy a entrar en valoraciones, aunque no fue, ni mucho menos, el único exponente de aquella barbarie)

Pasear solitarios una mañana de verano por el trazado de las calles del pueblo viejo, rodeados de escombros y de edificios derruidos, con muros aún en pie, pero con las huellas de las bombas o la metralla, nos resultó sobrecogedor.

Escribiendo este relato me he informado por Internet, que las autoridades municipales del nuevo pueblo han vallado el antiguo recinto para evitar los expolios y vandalismo que venía sufriendo, así como el peligro de derrumbes sobre los visitantes. Ahora solo se puede acceder a horas determinadas, previo pago de una tasa y con guías. Medida que considero muy a propósito.

Cuando el pueblo viejo tenía libre acceso a cualquier visitante, se convirtió por las noches en un "paraíso" para los amantes de los fenómenos paranormales como las psicofonías, “manifestaciones” de las que hay abundante información en Internet.


-Laguna de Gallocanta.- Es una laguna de agua salada, que junto a la de Fuente de Piedra en la provincia de Málaga, de la que más adelante hablaré, pues también la visitamos en el mismo viaje, forman el mayor humedal de esas características en España.

En realidad esa expedición no estaba prevista en la ruta. Surgió de imprevisto, cuando en una señal de tráfico apareció una indicación de salida a la laguna y me recordó mis infantiles clases de geografía. Solicité al incansable conductor, mi cuñado Eduardo, el desvío para conocer aquellos parajes y al final, accedió complaciente. Rodeamos casi todo el contorno y nos paramos en los observatorios para ver las aves lo más cerca posible.

El atractivo principal del entorno se da en otoño cuando miles y miles de grullas procedentes de países nórdicos de Europa hacen una parada de descanso en su destino a los humedales, olivares y dehesas de Extremadura y parte de Andalucía Occidental, donde permanecen hasta finales del invierno. Sin embargo, un número determinado de esas aves –supongo que las más perezosas- se quedan en Gallocanta hasta su retorno.


-Nacimiento del río Tajo.- Nos llegamos a los Montes Universales, en la Sierra de Albarracín, para ver el nacimiento de ese río. Merece la pena contemplar el paisaje y las estatuas metálicas alegóricas al nacimiento, pero luego quedamos decepcionados al comprobar que el río más largo de la península Ibérica nazca de una forma tan modesta, pues no es sino un hilo, un simple chorrito de agua, al menos cuando lo vimos, en pleno verano.


-Nacimiento del río Cuervo.- Como contraste, este humilde río, afluente de un afluente del Tajo, nace de forma majestuosa y en cascadas ramificadas en un paraje de frondosos montes de la provincia de Cuenca. Creando en su entorno un ambiente refrescante, muy de agradecer en los calurosos momentos de nuestra llegada, en torno al mediodía.

Antes de regresar a Albarracín, dedicamos la tarde a recorrer por la provincia de Guadalajara el Parque Natural del Alto Tajo, que aún adolescente ya tiene hechuras de río importante. El paisaje es precioso, de montes agrestes y arbolados. Durante el trayecto hicimos una parada refrescante en la laguna de Taravilla.


El día 8 de julio tomamos rumbo a Calpe, pero ese relato queda ya para la próxima entrada.


P.D. Para no dar una imagen tan pobre del nacimiento del río Tajo, también he creído oportuno añadir una foto de épocas no veraniegas, cuando brota de forma más caudalosa.