En una visita años atrás al
cementerio conocido en Sevilla como Civil, de los Protestantes o de los
Disidentes, otrora separado por un muro del cementerio católico, llamado de San
Fernando y en la actualidad comunicados
ambos por la demolición parcial del mismo –afortunadamente, pues nunca entendí
esas separaciones-, reparé en un pequeño monolito
de sección cuadrada y rematado con una bola, donde se puede leer de arriba
abajo:
-ADOLF ALUNE
ISTYRMANN
ISTYRMANN
FÖDT 22-11-1896 - DÖD 14-12-1936
-ALFLED AASHEIM
KOKK
KOKK
FÖDT 14-1-1906 - DÖD 11-12-1936
-EUGEN MARINIUS
HANSEN
HANSEN
FYRBÖTER
FÖDT 5-2-1901 - DÖD 9-12-1936
-EGIL PLEYM
NILSEN
NILSEN
FYRBÖTER
FÖDT 14-6-1912 - DÖD 7-12-1936
Abajo, ya el la base, también
cuadrada:
GUDS
FRED!
Y ya bordeando el recuadro
final y en español:
EN
MEMORIA DE LAS VICTIMAS DEL VAPOR NORUEGO
“GULNES”, BOMBARDEADO EN SAN JUAN DE AZNALFARACHE EL 7-12-1936
No podía haber topado con un
tema más atrayente para mí: ¡La Guerra Civil Española!, de cuya historia soy
apasionado desde que mi añorado hermano mayor, quien la vivió de niño en nuestro
pueblo (Campillo de Llerena. Badajoz) como si de una apasionante aventura se tratara,
despertara mi imaginación infantil con sus relatos. A aquellas vivencias me refería en la entrada que le
dediqué en este blog el 8-1-2012 (“Mi Quico”).
Así que, desde aquel momento, comencé
a investigar a fin de conocer datos que me permitieran desvelar un hecho tan
insólito: Que un avión republicano atacara a un buque perteneciente a la flota
mercante de una nación tan lejana y ajena a nuestra contienda como Noruega. Me
recordó una de las geniales llamadas telefónicas del humorista Miguel Gila al “enemigo” (¡que se ponga!), censurándolos porque habían matado a una señora “que no era
de la guerra”. En este caso, por desgracia y de forma real, murieron cuatro
hombres jóvenes, que tampoco “eran de la guerra” y por lo que he podido
constatar, no hubo protesta alguna. Al menos no consta en la prensa de la época
a la que tuve acceso.
Numerosas fueron las
averiguaciones, por lo que resumiré las principales, para no hacer tedioso el
relato.
Inicié la consulta por el que
consideré el camino más sencillo y supuse que determinante: Pregunté a algunas
personas supervivientes de aquellos años en Sevilla. Para mi sorpresa, ninguna de
ellas sabía ni recordaba nada al respecto.
- Visité a continuación la
hemeroteca municipal. Consulté la versión microfilmada del diario ABC, de los días 8 y 9-12-1936 (el día 7 coincidió en
lunes y no hubo edición). No encontré noticia alguna de tal bombardeo.
- Examiné el compendio del ABC
sobre noticias del desarrollo de la guerra, impreso por Prensa Española, tanto
las referidas a la edición de Madrid (zona “roja”) como la de Sevilla (zona
“nacional”). Extrañamente, en ninguna de las ediciones, aparece mención alguna sobre
aquel ataque aéreo.
- Leí las peroratas radiofónicas nocturnas del
general Queipo de Llano de aquellos días. Aquí sí me sorprendió que el
máximo responsable militar de la zona,
en este caso del bando “nacional“, precisamente con residencia en Sevilla , no
solo que no aprovechara para atacar a los “rojos” con sus diatribas, por el
bombardeo a un buque extranjero, sino que, incluso lo silenciara.
- Contacté con la embajada
noruega en España, quienes me derivaron a su consulado en Sevilla. Ni unos ni
otros tomaron el menor interés por el destino de sus compatriotas.
- Mi sobrino Manolo consultó un
foro internacional por Internet. En respuesta a una señora noruega llamada Siri,
quien se interesaba precisamente por el destino del Gulnes, un empleado de la
Guía Lloyd´s, le respondía desde Inglaterra que:
Fue bombardeado en Sevilla el
día 7-12-1936 (justo la fecha indicada en el monolito). Continuaba que el 2-1-1937
fue remolcado a Gibraltar y posteriormente vendido en Italia para el desguace.
Nos dirigimos a la señora
noruega, quien no conocía nada sobre las
víctimas. Contestó agradeciendo la información, pero quedó claro que su interés
se centraba solo en la suerte de determinados buques.
- Consulté a dos señores,
eruditos de la historia local. Uno de ellos, Antonio Burgos, me contestó muy
atento y a su vez sorprendido por un caso tan cercano del que nada sabía y me
dirigió a Nicolás Salas, quien me respondió informándome que recogía
brevemente el hecho, en uno de sus
libros: Sevilla Fue la Clave.
Según el Sr. Salas, el buque
cargaba carbón en el muelle fluvial cercano a San Juan de Aznalfarache. Fue
bombardeado en unas de las incursiones de la aviación republicana para atacar
la base aérea “nacional” de Tablada. Una de las bombas entró por la chimenea,
estalló la caldera y produjo la muerte a cuatro hombres. Su opinión era que tal
circunstancia fue consecuencia del azar.
Compruebo que por más que
quiero resumir, esta entrada se alarga, por lo que creo oportuno cortar aquí y
dejar el final del relato para una posterior, dándole tal vez así un punto de
suspense.
P.D. La foto
de cabecera fue tomada por mi cuñado Eduardo en el año 2007.