miércoles, 6 de marzo de 2013
Sevilla, 3. (Primera parte)
Bueno, pues como anunciaba en la entrada anterior, desde el 1 de septiembre de 1982 y procedente de mi larga etapa bilbaína, me incorporé a mi puesto de trabajo en Sevilla. Tampoco aquí me voy a enrollar con la descripción de mi función laboral. Como es de suponer, las relaciones de trabajo en zona tan extensa exigían constantes viajes y pernoctas en las distintas capitales de Anlalucía y Extremadura o en sus pricipales poblaciones. También periódicas reuniones en nuestra oficina central en Basauri (Vizcaya) y a veces en las distintas capitales españolas donde contabamos con Delegaciones.
Todavía entonces, el Sector de los Aceros Especiales, al que yo pertenecía y la siderurgia en general, venía renqueando en España, acusando los efectos de la llamada crisis del petróleo de 1973. Eran frecuentes las medidas de reajuste de plantillas y, finalmente, la fusión de varias empresas por disposiciones del Ministerio de Trabajo. A todo este reajuste fue a lo que se llamó Reconversión. Cuando los trabajadores en activo pensabamos que habían finalizado esos Expedientes de Regulación que habían englobado a miles de personas y que terminaron por afectar incluso a quienes cumplian solo 52 años, todavía se dispuso uno más en el que fui incluido. Como nací en diciembre, no quedé fuera por pocos días. De esa forma, con esa edad fui prejubilado tras algo más de 13 años de activa vida laboral de nuevo en Sevilla y un total de más de 28 en la empresa.
Pensarán: ¡Qué suerte quedar libre de obligaciones laborales con "tan pocos años" y poder dedicar todo el tiempo a la vida privada. Pero, al menos al principio, no era ese mi sentimiento (a pesar de que mi íntimo amigo Victoriano, sensiblemente más joven y con un puesto de trabajo altamente cualificado, me animaba diciendo que él, en mi situación, no dudaría en prejubilarse). Dudaba porque, la otra alternativa era poco atractiva y de cualquier forma sabía que, después de muchos años de funciones técnico-comerciales, el entramado de numerosas relaciones humanas, con frecuencia amistosas, se derrumba cual castillo de naipes y el mundo social, salvo excepciones, queda reducido al entorno amistoso local y al ámbito familiar, lo que produce una acusada sensación de vacío interior. Luego resulta que te acomodas pronto a la nueva situación y valoras todo lo que ésta tiene de positivo (¡qué es mucho!). En mi caso aproveché ese cambio en mi vida para viajar, pero ahora de forma particular; resolver asuntos propios y realizar otras actividades que el horario laboral suele impedir o dificultar. Esas actividades fueron tan variadas que precisaré de esta y otra entrada para exponer las más representativas, incluso en algunos casos, serán precisos nuevos capítulos para detallar las que requieran una mayor extensión. De esa forma pretendo que la lectura resulte menos tediosa y, al mismo tiempo, me procuro más entretenimiento para el futuro.
Despertador.- La primera actividad fue "jubilar" esa chicharra diabólica que tantas mañanas me martirizó, pues nunca fui ni soy madrugador, al contrario que Don Quijote. Tampoco creo que madrugar sea virtud alguna, como apunta ese refrán de: A quién madruga Dios le ayuda. ¡NO!, para mí la virtud consiste simplemente en cumplir con el deber, independientemente de la hora que éste lo exija y para eso estaba mentalizado desde niño, lo demás es solo cuestión de los biorritmos de cada persona. Si nos atenemos al proverbio anterior, parece que sigue: Pues uno que madrugó, una cartera se encontró. En ese caso, más madrugó el que la perdió y esa persona no contó con ayuda divina alguna, sino todo lo contrario.
Tampoco quiero dar una imagen de mí que parezca que duermo más que un lirón careto, pues con la lectura me dan las tantas de la noche, incluso a veces llega la madrugada.
Monasterio de Sto. Domingo de Silos.- Recién prejubilado, en febrero de 1996, tuve la necesidad de aislarme, de buscar una soledad deseada por unos días, que quizás sea la mayor libertad. Adquirí una publicación de Guías con Encanto (creo recordar que así se llamaba) y tras barajar varias opciones pensé: ¿Qué lugar más apropiado que un monasterio?, pero uno donde no obligaran a hacer la vida litúrgica de los monjes desde las horas del alba. Fue elegido el de Sto. Domingo de Silos. El resultado final fue tan interesante, que la experiencia merece ser contada en entrada independiente.
Antiguo Sahara Español.- Como nunca consideré justa la solución que se dió en 1975 a la necesaria descolonización de ese territorio, colaboré en 1996 y años siguientes con la Asociación de Ayuda al Pueblo Saharaui. Incluso en el primer verano de esa participación, acordamos en familia acoger a un niño o niña saharaui. Nos asignaron a Mafod (Mahafud), un niño de 7 u 8 años. Esa temporada fue toda la familia la implicada.
Aquel niño ya será un hombre a quien deseo suerte como a todo su pueblo, el que un día, de alguna manera, formó parte del nuestro.
Conocer Sevilla.- El Ayuntamiento de Sevilla a través de los Centros Cívicos, creo que como ocurre en otras ciudades españolas, programaba (aún lo sigue haciendo) un amplio abanico de actividades de entretenimiento y formación, llamados Talleres, entre el otoño y la primavera, dirigidos a los ciudadanos interesados y que dispongan del tiempo libre necesario. Yo me decidí por: "Conocer Sevilla" y completé ¡cuatro talleres!, desde 1997 a 2001.
Esos talleres consistían en alguna clase teórica en el Distrito, pero básicamente en visitar monumentos dos días a la semana por espacio de dos horas, guiados por un licenciado en Historia del Arte. Es tal el patrimonio artístico de la ciudad y tal el minucioso detalle explicativo del guía que, a pesar de tanta dedicación, aún me quedaron algunos lugares por visitar. Como testimonio, comentaré aparte solo dos detalles curiosos que aprendí en estas visitas.
Viaje a Alemania.- Tal como ocurrió el año 1996 con mi idea de aislarme unos días en un monasterio, nuevamente precisaba cambio de aires, pero en esta ocasión durante una etapa más prolongada y con apoyo familiar. De esa forma, en 1998 consideré lo mas apropiado viajar a Alemania para convivir con mi sobrina Consuelo, hija de mi Chari, hermana a quien dediqué un capítulo de este blog cuando narraba sobre mi infancia, y con su marido Uwe, un alemán polifacético, trabajador, gran persona y con agudo sentido del humor. Tenían ya su hijo, Christian, entonces un bebé al que comenzaban a salirle los dientes.
Esta familia mía vive en Karlsruhe en el Estado Federal de Baden-Wurtenberg, ciudad moderna y apacible, muy próxima a la zona que nosotros llamamos Selva Negra, región montuosa, con pintorescas poblaciones y extensos bosques y que ya conocía de una ocasión anterior. Recibí la mejor atención y permanecí con ellos durante ¡dos meses y medio!, desde finales de abril hasta mediados de julio.
Cuánto recuerdo los viajes, por la mencionada Selva Negra, el Palatinado, Alsacia... ¡Ah... y lo que me gustaban las pequeñas salchichas de Heidelberg, servidas aún calientes en la misma sartén! Huyyy... se me olvidaba lo principal: las jarras de cerveza recién fabricada que espumaba así como espesa y turbia, servidas en las cervecerías Vogel de Karlsruhe y Ettlingen. ¡Siempre os tengo presentes!
Pero como hasta la jubilación estaba registrado temporalmente en el INEM, para poder llevar a cabo aquel viaje hube de sortear grandes escollos burocráticos, que es otro de los temas que requieren nuevo relato.
Bueno, pues... continuará.
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Vaya voy a ser el primero.
ResponderEliminarSi que recuerdo todas y cada una de tus vivencias que relatas. La de Silos, siempre la tengo en mente. Recuerdo que aconsejabas pasar por la celda monacal mejor que por el diván de un freudiano. Los talleres y el placer de aprender. Alemania es lugar común para la familia.
Un abrazo de tu sobrino Julito.
Pues me alegra que seas el primero en responder, querido sobrino Julito.
EliminarA la vuelta de Silos nos pasamos por Torrelaguna para ver a tu madre, quién me dijo que tenía muy buen semblante. Ignoro si por la paz que allí respiré, o porque aún conservaba la cara sonrosada a consecuencia del azote de ventisca de nieve que soportamos en nuestra "aventura" en el desfiladero de La Yecla.
.
ResponderEliminarHombre, ya sabes que Lorca decía del silencio y la soledad que son los mayores afrodisiacos. No sé yo si en Silos lo entendían así sus habitantes... ¿Tenían cabras los frailes?
:-)
¡Joder! Se me van las mejores con eso de mi eterna "caraja". Gracias por la aportación. Mira que no recordar lo del silencio y la soledad que Lorca hablaba en su relato sobre Silos, para haberlo mencionado. Tengo previsto escribir más sobre el tema, pero ya no procede esa cita.
EliminarPer no, no había cabras y que yo recuerde ningún otro animal parecido. Dejemosle así. Los únicos animales que vi, aparte de los humanos, fueron unos peces en unos charcos naturales que había en la zona de cultivo y recreo. Allí comprobé la enorme importancia que tiene esa ley física que hace que el agua, al contrario que todos los demás líquidos, se expanda con el frio y pueda quedar en superficie, pues debajo de la capa de hielo (eran los días de la gran nevada), nadaban unas carpas de colores. Me quedé un rato extasíado mirandolas.
Esta mañana te escribí pero no sé a que tecla dí, y todo se fue a ese universo cibernético donde se encuentran las almas. Toma ya!
ResponderEliminarTío, tengo tantos recuerdos de aquella visita tuya, de verte de albañil o pintor en nuestra nueva casa, de oirte hablar con Christian, al que por lo visto le cantaste Meditarráneo, y cuando le encontraste el diente, y sobre todo recuerdo ese querer compartir contigo esa épca tan feliz en nuestra vida y con ella distraerte de todos los asuntos que te habian traido aqui. Pasamos buenos momentos, nos reimos muchos veces,te oigo hablar de tantos records de alturas y medidas, y de disfrutar la cerveza y del negocio que querias poner con Uwe, aunque creo que tu vendiendo esta bebida a temperatura alemana no hubiese funcionado. Parece que todo fue ayer, ese verte algunas veces ensimismado en pensamientos negros y de pronto ponerte a Christian en los brazos y todo olvidado. Me acuerdo de lo me decia tu Chari: La que has liado hija con venirte a Alemania, aqui aparecemos todos y conocemos el país mejor que con cualquier agencia.
Luego le leeré tu entrada a Uwe, y se va a emocionar por sentirse protagonista. Cómo olvidar aquel gazpacho.
Los arboles del jardin han crecido mucho y el niño del diente ya tiene media barba, han despararecido muchos del mapa y otros han entrado nuevos, pero aqui estamos tu y yo.
tu sobri
Consuelo
Sí, le canté Mediterranéo, pero tan mal como de costumbre, que fue la primera vez que se quedó dormido en unos brazos. Seguro que para no escucharme.
EliminarPodía dar una respuesta contando toda la experiencia más extensa que todo lo hasta ahora escrito, así que voy a resumir y referirme a mi elaboración des gazpacho. Supongo que sería la primera vez que lo intentaba (Ahora lo hago riquísimo), porque para poca cantidad añadí ¡siete dientes de ajo!. Uwe fue el primero en catarlo y arrojó el primer trago exclamando con su habitual gracia: ¡Explosivo!.
Que recuerdos...
Ya le he leido a Uwe tu entrada, y esta riendose de tantos recuerdos, dice que parece que siente aquella sed y ganas de gazpacho y aquella sensación de fuego en la boca. También se acuerda que en la ofician del paro te comentaban que De siderurgia no podian ofrecerte nada, pero De fresas! de la recogida de la fresa! también se acuerda de verte pintar, y regañarte en broma porque no lo hacias derechito. Y claro, las cervezas del Vogel!
ResponderEliminartambien dice que cortaste el cable con el cortacesped!
Yo te veo en un mercadillo buscando jarras de cerveza para regalar.
Y vestirte bien para ir a la máquina del tabaco.
Vamos que podemos aburrir al personal si nos ponemos a recordar aquel tiempo, que fue muy intenso y movido de Maria Alexandra a Espenweg.
Tu sobri
Por eso no he querido extenderme más, para no aburrir a quienes no conozcan la historia, pero siempre estará en mi mente. Creo que el funcionario del Arbeitsam se apellidaba Geiser, Herr Geiser. Lo menciono en la entrada que temgo en "cartera" para contar las peripecias del viaje. Lo de las fresas se lo comenté yo de broma, pero cuando ya estaba todo resuelto, porque surgieron dificultades.
ResponderEliminarBueno pues heme aqui....
ResponderEliminarSi, recuerdo contar tus anécdotas alemanas y hablar de christian con tanto cariño... y siempre agradeciendo lo a gusto que estuviste!
Del monasterio de silos, fuiste con un amigo, (padre de una amiga mía que ahora es tía política mía ja ja) y no podéis ser mas distintos los dos, en ese monasterio... tan diferentes y a la vez buscando lo mismo,,, paz, serenidad y aclarar las ideas.
Mafod... uy uy del sahara recuerdo ese niño.. al que bien trataste e intentaste hacerlos los días en un país extraño mas llevadero y que bien conseguiste!
La verdad que contaban de ellos algunos barbaridades de adaptación pero por lo menos mafod no fue mas problemático que cualquier niño de su edad.
Conocer Sevilla también lo viví escuchándote hablar de la catedral del patio de los naranjos y de todas sus historias y que cuantos sevillanos no conocen lo que tienen.
Y ya el despertador!. Pues muy bien, yo soy de levantarme temprano, pero ya sabemos que todo cambio cuesta aunque sea para mejor... pero eso de no despertarte un timbre en lo mejor del sueño.... es un placer, si señor. disfrútalo que bien merecido lo tienes.
Huyyy, al final tanto comentario y tan representativo para mi que me quedo sin palabras de respuesta, Solo me queda añadir: ¡Muy bién!
EliminarYa te he escrito dos veces, a ver si lo consigo,¡la "guerra" que está dando el ordenador! me da una pena haber perdido lo que te habia escrito, bueno ¡rapido!.
ResponderEliminarPrimero en esa visita a Alemania faltaba yo,hubiesemos compartido tantas cosas con esta familia tan especial y en un lugar tan maravilloso ,que buenos ratos entre risas y buena cerveza. ¡Y ese aleman con tantas cualidades!
Estoy de acuerdo contigo en el disfrute de la jubilación, cuanto antes más cosas puedes hacer. Y en lo poco que me gusta madrugar
¡nada!.
Tambien recuerdo tu viaje al monasterio y a mi padre diciendo ¡como le habrá dado a este chico por ahí!
Y en un viaje a Sevilla como nos demostraste tus conocimientos adquiridos en el curso Conocer Sevilla, Besos ¡lo he conseguido!
Encantado y de acuerdo con todo lo que has dicho, pero ahora me dejas confuso.
Eliminar¿Has cambiado de Charini a Sharon?
Si he cambiado! Es más glamuroso ja ja.
ResponderEliminarEl otro, le parecia a Sap de vecina de escalera.
Y me dije voy a gastarme "los dineros" un beso
Pues un beso Sharon Tate.
EliminarPor cierto, facilitame en nuevo correo , si también lo has cambiado.
EliminarNo lo he cambiado. Sigo siendo fiel a él, de momento!
ResponderEliminarComo recuerdo aquel crimen! Sharon Tate era de tu quinta.
Pues mira, no sabía que Sharon Tate era de mi quinta, aunque no me extraña, pues en ese año nacieron las personas más importantes del mundo, aparte de mi, J. M. Serrat, Luis Eduardo Aute, Charo López, Robert de Niro... "Ahí es ná"
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