jueves, 15 de noviembre de 2012
Aranjuez, 2
Con la entrada Aranjuez,1 finalizaron los relatos dedicados a mis vivencias infantiles, salvo que me haya quedado alguna anécdota en el "tintero" que considere interesante agregar, al menos para mis recuerdos y entretenimiento.
Regreso a esa población en el verano de 1958, donde continuaba mi hermano Quico y había llegado mi hermana Chari, cada uno ya casados, mi hermano incluso con una niña de apenas un añito. También estaba ya allí mi padre, mientras mi madre quedaba hospitalizada en Madrid, como era frecuente. Mi hermana menor, Casi, vivía en Sevilla y mi hermana Lelo, que como comenté en ocasión anterior, quedó en el pueblo para la eternidad en plena juventud. Es notorio que ya no antepongo el posesivo MI directamente ante el nombre de los hermanos y otros seres queridos como era lo habitual en Extremadura, no porque ya no sintiera así, sino para sintonizar con el habla de la zona. En una ocasión que dije a un amigo: "¡Mira, por ahí pasa tu Chari!", me contestó: "¿Mi Chari?, será mi hermana Chari". Bueno, es cuestión de narrativa, en este aspecto sigo pensando como en mi infancia extremeña.
Con ese viaje, me sumo ya definitivamente a la segunda fase de la emigración, al éxodo extremeño, originado por motivos económicos y cierto trasfondo político, precedido unos años por la colonización del Plan Badajoz, donde dieron vivienda y parcela a algunas familias campesinas y continuado a principios de los años sesenta por la demanda de mano de obra, incluso sin cualificar, por parte de algunos paises europeos del entorno, principalmente Alemania. En consecuencia, el número de habitantes del pueblo y de Extremadura en general quedó reducido de forma muy considerable.
Desde febrero hasta agosto de 1959 me incorporé al mundo laboral, trabajé en una importante tienda, Ultramarinos Tejedor, donde incluso me dieron de alta en la Seguridad Social de entonces. Después de los descuentos, me quedaban unos ingresos netos de 217,43 pesetas mensuales y una paga extra en julio de 108,72 pts., según consta en las nóminas que aún conservo. En realidad, ya había trabajado en Campillo desde los 13 años en un comercio de tejidos, donde fui tratado como un miembro más de la familia. Pero como contraste y costumbre, allí, y creo que en toda la zona, consideraban que un aprendiz cobraba solo con eso, con el aprendizaje de un oficio. Curiosamente los niños que trabajaban en el campo por cuenta ajena percibían una paga, aunque escasa, o al menos la manutención de la jornada.
Aún así, me podía considerar afortunado, pues los hijos de los campesinos asalariados o poco hacendados, se incorporaban al trabajo a edad más temprana y abandonaban la escuela, al menos de forma regular. Era necesario para la economía familiar. Ignoro la existencia de leyes sobre la edad mínima para el trabajo infantil, pero de existir, éstas se infringían de forma regular. Mi caso fue como el de otros muchos de la España de entonces, todavía con secuelas de la pasada y cruenta Guerra Civil, o sea, el de un estudiante frustado, pues la enseñanza media y sobre todo la superior, era un privilegio que solo se podían permitir las clases acomodadas, máxime si para cursar esos estudios tenías que trasladarte y vivir en las ciudades que contaban con universidades. La excepción la constituían algunos mecenazgos o casos de pérdidas de vocación tras el paso por el Seminario. Así que conmigo "murió" un estudiante vocacional, pero vivió un constante lector desde la infancia.
Pero bien, yo era feliz en mi tienda de Aranjuez y durante los fines de semana deseaba que llegara el lunes para ponerme detrás del mostrador a despachar. Me sentía importante. Por pura casualidad allí trabajaba uno de mis escasos amigos (me sentía un poco desarraigado), a quien curiosamente conocía desde mi primera estancia en 1955. Ese chaval, Félix, a quien no he visto desde entonces, era de mi misma edad, pero ya mucho más desenvuelto que yo en amores y amoríos. Nos juntabamos mucho, siempre estaba de buen humor y con su eterna cantinela:
Tu madre me ha dicho feo,
tu madre me ha dicho feo,
otra vez que me lo diga,
saco la picha y la meo.
También, empleando el tonillo de la "Polka del Barril de Cerveza", canturreaba repetidamente:
Estoy loco,
estoy loco,
estoy loco de contento,
tengo pelos en el "jeve"
y de noche me los cuento,
tengo más de ciento nueve.
No he conseguido averiguar a que se refería con eso del "jeve", ni sé si se escribe con be o con uve. Me imagino algo de las "partes bajas" o , lo más posible, una palabra inventada para la rima con nueve. Lo cierto es que esas letrillas verderonas y picarescas, aprendidas en la infancia o adolescencia, quedan grabadas en la mente de por vida.
Se me olvidaba y aunque sea como apostilla, añadiré que en 1958 vi por algunas calles de Aranjuez a Vicente Parra y Paquita Rico paseando en carroza, rodando parte de la película: "¿Dónde vas, Alfonso XII?"
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si , lo de tu madre me ha dicho feo te lo adueñaste en su recuerdo, pero el otro,,,, no me suena tanto. que pena no saber con el tiempo como le había ido en la vida a esos personajes que dejan huella.
ResponderEliminarun saludo y déjate caer unas aceitunas de esas que estaban exquisitas de verdad.
Que inteligente es mi niño. Como conoce a su madre.
EliminarSí es una pena. Cuanto daría por saber de mi amigo Félix, pero ya no conozco en Aranjuez a quién lo conociera.
Besos.
no entiendo lo de que inteligente es mi niñO. Como conoce a su Madre... bueno y el arte de aliñar aceitunas para cuando!
Eliminar¿Como puedes tener tanta memoria? te acuerdas de fechas, lugares y nombres. Tu memoria no se resiente, con el paso del tiempo. Para próximas entregas podías deleitarnos con tu participación como extra en alguna que otra peliculita.
ResponderEliminarTengo en cartera en la película que estuve presente, durante la batalla principal, pero no digo más. Se publicará en breve.
Eliminar.
ResponderEliminarTu amigo Félix era un cachondo; el que su palabra "jeve" no la recoja diccionario alguno no impide imaginar a qué hace referencia. En relación a ella, he encontrado en la Red una fábrica de embutidos en Navaconcejo (Cáceres) que se llama justamente "Embutidos Jeve, S.L."
:-)
Mi amigo Félix era un gran chaval. Lástima que la vida nos desperdiga a veces de forma que no volvamos a coincidir.
EliminarTe imagino hasta en una selva cazando mariposas, pero detrás de un mostrador...no, no puedo. Claro que por otro lado veo tus artes cortando jamón y si puede ser, aunque por aquel entonces cortarias sobre todo chorizo.
ResponderEliminarPocas anecdotas conozco del abuelo, pero mi madre contaba muchas veces lo enfadado que se puso una vez porque la radio del vecino tenia otra música que el suyo, y él cabezón que queria aquel aparato.
No me puedo imaginar ese tiempo en colores alegres, siempre lo veo como nieve sucia, o en tono sepia. Y eso que habiendo niños y jovencitos también habria más de una risa.
Pienso que seras un estudiante mientras vivas, eres de los que nunca termina de aprender, porque siempre quiere más.
Un beso de tu sobrí y saludos al personal que veo por aqui, aunque al de la chistera le encuentro varias veces al día.
Cierto lo que dices, pero en aquella época me tocó trabajar. Había que ganar el propio sustento, como mínimo.
EliminarEstoy anhelante por los siguientes relatos...
ResponderEliminarLos viajes por leche en pollino, etc.
Ayer,precisamente,en un festejo coincidi con dos conocidos de tu juventud: Pedro y Miguel.
Tu te conservas mejor...
Bueno, todo se andará.
EliminarHombre..., mis recuerdos para Pedro y Miguel. Pero que yo me conservo mejor, no se... no se.
Me referia, mas bien, a conservar en el sentido de los recuerdos, de la memoria
Eliminar¡Que ilusión,esa niña de apenas un añito! Me estoy viendo toda redonda,ja ja,
ResponderEliminarRecuerdo esa tienda,pero no lo tengo tan claro como tú. Me gustaria poder investigar, que ha sido de tu amigo Felix ¡lo intentaré!.
Es cierto que en esas edades, las canciones se quedan grabadas. ¡yo recuerdo algunas!
Una "pata" tengo aquí
otra tengo en tú"tejao"
mira sI por tu querer
estoy bien "espatarrao"
Tienes una "cinturica"
que anoche te la "midí"
con la cuerda de mi burra
y aún la tuve que añadir.
Asomaté a esa verguenza
cara de poca ventana
y dame un vaso de sed
que me estoy muriendo de agua.
Te entiendo perfectamente, en lo referente a estudiar. Dedicaria todo mi tiempo a estudiar, pero sobre todo para aprender.
Pero las circunstancias mandan.
un beso grande para todos los lectores.
Me alegraría que localizaras a mi amigo Félix. Sus padres tenían una pensión en la plaza entre el Ayuntamiento y el mercado, el padre se llamaba Lino y allí nos quedabamos a dormir en 1955 tu padre y yo, por eso conocía ya a Félix. Tenía un hermano que llamaban Berny y tres hermanas, pero solo recuerdo el nombre de Chary, aunque otra más pequeña es la que más hacía conmigo.
EliminarEntrañable.
ResponderEliminarUn saludo de Juan Antonio :)
Entrañables fueron para mi aquellos lejanos tiempos. Gracias. Un afectuoso saludo.
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