martes, 23 de julio de 2013

Costumbres alemanas y anécdotas, 2


- Basuras y materiales de desecho.- Es tal el sistema organizativo (con el que están muy mentalizados los ciudadanos), para la eliminación de los restos orgánicos y la clasificación y recogida de los materiales de reciclado, que ni llegué a enterarme bien ni tampoco pretendo entrar en detalles. Solo contaré algunos casos a modo de anécdotas.

-Recuerdo que cuando vivía con mis familiares en el piso, había varios contedores en el patio comunal destinados para determinados elementos, entre ellos los materiales plásticos, pero como en ese caso la recogida era cada quince días, para depositar, por ejemplo, el envase de una tarrina de mantequilla, ésta debía fregarse previamente para evitar malos olores.

-Existen lo que conocemos como Puntos Limpios donde llevar enseres desechados, pero los días de recogida gratis son determinados. Casualmente, como cuando hicimos el traslado del piso a la casa y hubo que desalojar el trastero no coincidía con esas fechas, el depósito controlado de los "cacharros" inutiles se realizó previo pago.

-Los contenedores para el vidrio están en las calles, pero la clasificación es por colores: Blanco, verde y marrón. ¿Se preguntarán, que hacer con una botella azul?. Son escasas, pero prometo que me ocurrió en una ocasión cuando me "tocó" llevar el reciclado. Actué con la lógica que estoy seguro harían ustedes: Depositarla en el contenedor para el vidrio verde. Pero me quedó cierto recelo: ¿Me habrán visto? ¿Me llamarán la atención?. Yo mismo me convencí que hice lo correcto, no me iba a traer la botella a España como recuerdo.


-Spermüll.- Como si de una feria gratuita y callejera se tratase, los vecinos exponen en la proximidad de sus viviendas, el mobiliario y enseres sobrantes, pero aprovechable, a disposición de cualquier interesado. En Karlsruhe, este acontecimiento tiene lugar dos veces al año. Es constante el movimiento de transeuntes y la circulación de vehículos, incluso algunos de alta gama que merodean en busca de algo para su utilidad y cuando lo localizan lo recogen y se lo llevan aunque sean de familias conocidas, sin ningún tipo de prejuicio social. Viví ese día en una ocasión en la zona de casas residencia de mis familiares y comprobé que los niños, cercanos a sus muebles, gozaban contemplando todo ese trasiego como si de una fiesta se tratara.


-Los domingos y festivos: ¡Silencio!.- Esos días está rigurosamente prohibido hacer ruidos molestos.

Ajeno a esa norma me disponía yo a cortar el césped y nada más arrancar el motor de la máquina, apareció
Uwe y lo paró de inmediato: "¡Domingo, sagrado!". Por ese mismo motivo, tampoco se permite esos días tirar los vidrios a los contenedores para el reciclado.

 También está prohibida la actividad ruidosa urbana a partir de determinadas horas de la tarde-noche. Curiosamente, era domingo cuando fui a Fráncfort con Uwe y el amigo Leonardo. Me llamó la atención que hasta el tráfico de esa populosa ciudad era escaso y como ralentizado. Tengo información posterior de que esos días no son tan sileciosos en otras zonas o ciudades alemanas que yo no conocí.

Había momentos que me sentía abrumado y pensaba: Pues tal vez sea mejor que el vecino aproveche el día festivo para hacer una chapuza en casa y te lo joda a golpe de piqueta desde la 7 de la mañana, pero luego continue la jornada con el bullicio ciudadano habitual. Comprendo que esto es exagerar un poco con ánimo de darle algo de viveza a este apartado con tanta tranquilidad, pero si es cierto que en algún rato que me sentía "aletargao" deseaba en mi interior: "¡Qué alguien de un gritooo!"
También la foto que he podido conseguir para ilustrar este apartado exagera la situación, pues muestra una ciudad desolada y no con un tráfico notoriamente reducido que es la que yo, para ajustarme más a la realidad, pretendía mostrar.


-Régimen de alquiler.- La mayoría de las familias alemanas viven de esa forma, que consideran ventajosa sobre el angustioso sistema de hipotecas, con el fin de llegar algún día a ser propietario. Me lo han explicado varias veces, pero debo ser muy obtuso, porque no termino de entenderlo.


-Cementerios.- Con frecuencia se encuentran dentro de las ciudades o pueblos. Supongo que, en muchos casos es debido a la expansión urbana. Su cuidado es continuo incluso por los familiares de los fallecidos. Lo normal es que el suelo esté cubierto de césped, arbolado y con abundantes plantas de flores. No vi los tétricos nichos acolmenados.

Me resultó curioso ese culto a la muerte por el contraste con una sociedad tan pragmática y tecnificada, pero por lo visto es otra de las tradiciones germanas.

Muy cercano al piso donde viviamos al principio de yo llegar, había uno de esos cementerios y aunque muy ajardinado, era poco amigo de acercarme solo por allí al oscurecer. Pero no debía ser el único, porque cuando llegabamos a esas horas con el coche y buscabamos espacio donde aparcarlo, era seguro encontrarlo junto a sus muros y eran escasos los transeuntes solitarios.


-Sonoridad del idioma español.-  Recuerdo un día en que visitamos a la madre de Uwe y otros familiares que vivían en un pueblecito enclavado en plena Selva Negra. Cuando por la tarde merendabamos en el patio trasero, en mi conversación pronuncié la palabra perfectamente, la señora que figura al fondo de la foto y que viste de amarillo, holandesa y amiga de la familia a quienes visitaba, la repitió y comentó en alemán, que hubieron de traducirme, porque desconozco esa lengua, que el español le sonaba muy grato al oído.

Aunque signifique salirme de los dos viajes a los que me estoy refiriendo, añadiré que en el año 2000 visité de nuevo Alemania, esta vez acompañado de mi mujer y permanecimos allí unos 20 días. Curiosamente, durante un trayecto en tranvía por la ciudad ibamos hablando entre nosotros y mi sobrina, un niño que la escuchó un momento utilizar el alemán, se dirigió a ella para preguntarle en que lengua hablabamos, cuando le respondió que en español, comentó también que le resultaba muy agradable su sonido.

Aparte de estas anécdotas, el principal motivo para mí en este apartado es precisamente exponer la foto como homenje a Frau Hedwig, la señora mayor de pelo blanco que también aparece en la misma, abuela de Uwe y que me trató con especial cariño (en realidad, así lo hicieron todas las personas que conocí). En una ocasión que estaba hospitalizada y fuimos a visitarla poco antes de mi regreso, le dijo a su nieto para que me tradujera que por qué me marchaba de Alemania, que allí me querían. Siempre la recordaré con cariño.

Es mi deseo no haberlos aburrido en exceso con estas historias que doy por concluidas, pero como comenté al principio, a mí me han servido de entretenimiento y como ejercicio para ordenar mi memoria.


P.D.- Blibiotecas urbanas. Nombro así a un tipo de armarios acristalados conteniendo libros, situados en distintos puntos de la vias públicas de la ciudad de Karlsruhe (ignoro si ocurre algo similar en otras ciudades de Alemania). De esos libros puede disponer a su antojo cualquier ciudadano y reintegralos una vez leidos. También es libre la aportación de nuevos ejemplares.

En realidad yo no llegué a conocer ese mobiliario urbano, sino que he sido recientemente informado por mi sobrina Consuelo, residente allí, quien también me ha aportado la foto. Como la puesta en práctica de esa idea me ha parecido tan positiva, he creido oportuno añadirla a estos relatos.

miércoles, 10 de julio de 2013

Costumbres alemanas y anécdotas, 1.



.Como durante dos meses y medio (entre abril y julio de 1998), fui de alguna forma un miembro más de la sociedad alemana y no un turista al uso, tuve  ocasión de observar el comportamiento y las costumbres de aquel pueblo que admiraba desde los lejanos tiempos de mi infantil lectura de historia, tal vez porque tuvimos un emperador en común, porque no hubo enfrentamientos bélicos que dejaran cicatrices, o porque se toma simpatía a algo o a alguien sin que encontremos una explicación razonable.

Pero eso sí, salvo alguna excepción, relataré los detalles que me resultaron extraños como un mero espectador, sin entrar en innecesarias comparaciones con nuestra propia idiosincrasia y mucho menos en polémicas de si sería o no conveniente importar determinadas normas de conducta aunque, de principio, puedan considerarse positivas.


-Gremios y sistema educativo.- En una ocasión, cuando pasabamos en coche por una ciudad, cuyo nombre no recuerdo, me llamó la atención ver un hombre que vestía una indumentaria elegante pero llamativa, más aún que la que muestra la foto. Por sus adornos y charreteras imaginé a algún militar de alta graduación, pero cuando pregunté sorprendido, me respondieron que se trataba de un maestro carpintero, que era el día de su gremio y que lo celebraban con diversos actos y comida de hermandad.

La organización gremial de profesiones antiguas como carpinteros, albañiles o herreros, entre otras, se mantiene desde la Edad Media. Posteriormente se incorporaron otras de oficios relativamente modernos, como los electricistas, por ejemplo. Estos maestros en oficios manuales gozan de alta consideración social.
Estos gremios actuan como sindicatos cuando es preciso. También como colegio de la profesión y como centros de enseñanza para los alumnos que han terminado los tres años de Formación Profesional y quieren continuar durante un año y medio más de clases teóricas y prácticas para obtener la titulación de Maestro del oficio elegido. Ese grado es optativo y costeado por financiación estatal. En esos casos la aportación económica se considera como un préstamo a bajo interés que la persona beneficiada, una vez incorporada al mundo laboral, ha de ir reintegrando al Estado de forma fraccionada. Precisamente esa fórmula le fue aplicada a mi familiar Uwe, quién consiguió el grado de Maestro Albañil. Esa titulación se asimila a lo que antes llamabamos en España aparejador, pero en un sentido más práctico, más de estar al "pie del cañón".
Ese sistema de ayudas oficiales es extensiva para los estudios universitarios, lo que sirve de estímulo a los jóvenes estudiantes, quienes son los primeros interesados en graduarse cuanto antes a fin de que el préstamo estatal sea de la menor cuantía posible.


-Deshollinador.- Otro personaje ataviado con vestimenta curiosa que encontré, esta vez en casa de mis familiares, fue un deshollinador (me recordó la película Mary Poppins). Como prevención de incendios es obligatoria dos veces al año la revisión y limpieza de la chimenea y demás conductos de salida de humos y gases del sistema calefactor. Por supuesto, el coste de esa labor es a cargo de los propietarios o inquilinos.

También los deshollinadores cuentan con su propia organización gremial.


-Bares y restaurantes populares.- Apenas vi alguno de estos establecimientos con barra, al menos en Karlsruhe, que son considerado como de "borrachines". Lo normal es sentarse y mostrar un poco de paciencia hasta que te sirvan en la mesa, sobre todo si pides la típica cerveza de barril tipo Pilsen (Pils), pues no la "tiran" de forma continua, sino en dos o tres veces, siguiendo como un ritual. La producción de esta bebida no está acaparada por unas pocas factorías a modo de oligopolio, sino por numerosas fábricas independientes distribuidas por todo el país, lo que da origen a varias clases y numerosas marcas, pero siempre siguiendo un proceso natural de elaboración que se enorgullecen en datar desde 1516. En verdad que la calidad, en general, es excelente. Para mí, la mejor sin lugar a dudas, es la producida en pequeñas cervecerías para el servicio directo al consumidor. Sale del tirador con un color amarillo turbio, concentrada, ¡exquisita!

Lo curioso en estos establecimientos es que si en la mesa o mesas escogidas quedan asientos libres, pueden ser ocupados por personas desconocidas, aunque  de forma previa pregunten educadamente. Te saludan y desean buen provecho si ya estás consumiendo, pero ahí termina la conversación mutua hasta el momento de la despedida. A mi me daba igual, no entendía nada.

Los camareros, o más frecuentemente camareras, usan una riñonera donde llevan dinero y de esa forma, cuando se solicita la cuenta solo tienen que ir a caja a pedir la factura y  la cobran directamente una vez aumentada con la propina voluntaria que se considere. Modernamente, en muchos casos, ya disponen de un pequeño ordenador y pueden ajustar la cuenta y cobrar de inmediato.


-Máquinas expendedoras de tabaco.- Abundan distribuidas por las calles de todas las ciudades y pueblos, de forma que el consumidor no tiene problemas para adquirir el producto a cualquier hora del día o de la noche. Últimamente las han dotado de un sistema de control para verificar que el cliente es mayor de edad.

Pregunté si eran frecuentes los robos ante tan atractivo y fácil botín para cualquier ratero. Uwe me respondió que no, pero que de darse algún caso, lo más probable es que la policia, vigilante de forma disimulada, actuase de forma contundente con el desvalijador y añadió: "El primer par de bofetones no se los quita nadie, aparte del posterior proceso judicial"
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Todas las cajetillas tienen el precio marcado, con lo que se evita la especulación. De nada sirve a alguien con ánimo de lucro acaparar existencias previas a una subida cuando tiene que vender el producto al valor fijado.


Para finalizar esta entrada, contaré una pequeña anécdota... Uno de los domingos que comiamos en el exterior de la casa y mientras Uwe, aunque alemán, preparaba una de sus paellas deliciosas, yo me ofrecí para hacer un gazpacho como complemento. Entonces no tenía la experiencia de ahora en el arte de la cocina, así que no se me ocurrió otra cosa que emplear ¡siete dientes de ajo!. Precisamente elegí a Uwe para la "cata" y nada más dar un trago lo arrojó de inmediato y con su gracia natural exclamó: "¡Explosivo!"

Bueno, pues con lo expuesto hasta aquí, doy por finalizada esta primera parte. Hasta pronto.